Estoy segura de que esta imagen está viva todavía en nuestras retinas, por lo vivido hace poco tiempo en España con la presencia de “Filomena”. Yendo en el metro, cuando sube a la superficie entre las paradas de Lago y Batán, me impresionó ver no solo un árbol caído, sino contemplar en la Casa de Campo de Madrid muchos árboles arrancados de raíz y cientos de troncos y ramas desgajados o rotos. ¡Qué pena descubrir ese paisaje devastador! Son largos minutos los que transcurren entre esas dos paradas en los que no dejaba de sorprenderme tanto daño en la naturaleza…
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