Casa de oración: despedida profesores del Enrique de Ossó

El día de san Juan, la comunidad de la Casa de Oración de Zaragoza tuvimos una agradable sorpresa. Casi cincuenta profesores del colegio P. Enrique de Ossó vinieron a visitarnos. ¡Nunca habíamos recibido tanta gente aquí! Fue un encuentro sencillo y emotivo, “preparado” por el equipo de pastoral, a quien se le ocurrió invitar a los profesores a re-cordar y agradecer su paso de tantos años por esta Casa.

El jardín fue el lugar del encuentro: Emotivo saludo y bienvenida, oración de alabanza  y sencillo compartir espontáneo antes de despedirnos.  Después de la oración, hubo un rato largo para que los veteranos pudieran  recorrer pausadamente los lugares de la Casa, de tantos recuerdos para ellos. A los más jóvenes, que son muchos, les ofrecimos en tres grupos una visita guiada por la casa, ermita y rincones del jardín. Nos dejaron un centro de flores precioso, una cajita en forma de casa llena de mensajes de agradecimiento y una carta –que transcribimos– con la que comenzamos la oración.

“Hoy, 24 de junio de 2021, nos hemos reunido para agradecer y rememorar nuestro paso por la Casa. Queremos dar las gracias de corazón por lo mucho que aquí hemos recibido, siempre llevados de la mano de cada una de las hermanas que, a lo largo de estos años, han estado aquí para sostenernos, acompañarnos, ayudarnos a crecer y dar lo mejor de nosotros mismos en nuestro trabajo y en la vida.

Cuando hace ya más de 25 años llegó a nuestro colegio la noticia de que se abría una Casa de Oración sentimos sorpresa, interés y curiosidad. Supimos entonces que iba a ser un lugar especial, un lugar en el que podríamos vivir experiencias de silencio, oración y encuentro. Un lugar de paz en el que podríamos dejar a un lado nuestras prisas y agobios diarios para entrar en lo profundo de nosotros mismo y, como dice Santa Teresa, “estar a solas con Quien sabemos que nos ama”. ¡Qué regalo se nos estaba ofreciendo!

Así empezamos a ir unos y otros a la Casa de Oración. En grupos de profesores de uno y otro colegio pudimos compartir momentos únicos, personales, grupales y sobre todo íntimos con Dios.

Para todos y cada uno de los que hemos estado en la Casa esta experiencia ha sido siempre única. Nadie ha salido de la Casa sin un recuerdo especial, sin una huella en la retina, sin haber encontrado la paz en algún momento, sin agradecimiento, sin un acercamiento a Dios, sin sentirnos más hermanos con Jesús, y, sobre todo, todos hemos salido de la Casa con un corazón más teresiano.

Recordamos a todas las hermanas, a las que estáis aquí presentes y a las que ya no están con nosotros. Hoy sentimos que están acompañándonos en este acto de agradecimiento. Todas habéis dejado una profunda huella en los que hemos tenido la fortuna de pasar por esta Casa

Gracias por vuestro interés, entrega y trabajo. Llegar a esta Casa es encontrar inmediatamente una acogida, una calidísima acogida por parte de cada una de vosotras. Una cercanía instantánea, el sentimiento de que eres un invitado especial, el más especial. Vuestra entrega y recibimiento es tal, que incluso nos hacéis sentir vuestro agradecimiento por vivir momentos que son regalos para nuestra alma, paradójico.

Hay muchos profesores aquí hoy que no han vivido directamente la experiencia, pero que nos han oído hablar a otros o que sienten curiosidad por conocer lo que aquí se ha vivido. Muchos de ellos ven y sienten vuestro Espíritu cuando os tienen u os han tenido como compañeras de trabajo.

Todos nos sentimos teresianos, familia teresiana, sabemos y sentimos que en esta Casa se vive el verdadero espíritu de Teresa, un espíritu de oración, alegría, humildad y servicio.

En esta Casa están Teresa y Enrique, y desde ella nos ha llegado la esencia de sus mensajes a través de vosotras, de vuestra forma de vida, vuestra oración y de vuestra entrega a los demás.

Gracias por hacernos sentir siempre que estábamos en nuestra casa.

Gracias, gracias, gracias.

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