Los días 11 y 12 de enero nos encontramos en la Casa Provincial los Equipos de Gobierno y Animación Apostólica y dimos un paso más en el camino diseñado para avanzar en el proceso de discernimiento provincial.
Fueron dos días de trabajo intenso, pero también de sentirnos hermanas en búsqueda, con el deseo de acoger no solo lo que cada una puede aportar, sino también, la vida de tantas comunidades, obras y proyectos que de una forma u otra estuvieron presentes. Además de las esperadas horas de reunión, tuvimos tiempo para convivir, rezar y celebrar el inicio de curso con pequeños regalos y con la celebración de la Eucaristía que nos ayudó a poner en manos de Dios cuanto habíamos hecho.
Durante estos dos días contamos con la presencia y el acompañamiento de Patxi Álvarez de los Mozos sj, que desde el inicio de este proceso de discernimiento está acompañando a partir de su experiencia en la Provincia de España de los jesuitas; su capacidad de escucha, su palabra oportuna e iluminadora, su estar como hermano entre nosotras, fueron importantes durante estos días de encuentro.
El trabajo partió de lo que los días 9 y 10 un grupo de hermanas habían trabajado a partir de los trabajos de las comunidades, y también de lo que el Equipo de Animación Apostólica recogió de los aportes de obras y proyectos, y del encuentro de equipos de ámbito provinciales que tuvo lugar los días 14 y 15 de diciembre en Barcelona.
La lectura, el diálogo, la oración, el ir y venir con la mente y el corazón a tantos lugares y proyectos, estuvieron presentes a lo largo de los dos días, que terminaron con la recogida de lo que, poco a poco, irá dándose forma para compartir con la provincia sobre nuestra realidad y sobre lo que tenemos que cuidar para seguir dando VIDA.
DAR VIDA, ésa es la única razón del proceso de discernimiento provincial, y darla agradeciendo cuanto somos y tenemos, acogiendo nuestras posibilidades y confiando en que puestas en manos de Dios, iremos descubriendo dónde, cómo y qué quiere Dios no solo de nosotras, sino también de tantos hermanos y hermanas con quiénes tenemos la oportunidad y el reto de compartir la misión.
Ojalá vayamos repitiendo a menudo en el corazón: DAR VIDA… Y HACERLO TODO POR JESÚS.