Las comunidades de Madrid tuvimos la suerte de vivir el día 15 de octubre una doble fiesta, una preciosa celebración de Compañía y de Familia. La capilla de Carabanchel Casa Provincial se empezó a llenar de Hermanas, saludos, abrazos y notas de guitarra. Celebramos la Fiesta de la Santa junto con las bodas de oro de nuestra Hermana María Amador. Dos celebraciones en una sencilla, compartida y muy teresiana.
Nos juntamos prácticamente todas las Hermanas de las comunidades de Madrid y se unieron a nosotras Hermanas y amigas de otras congregaciones y de la parroquia. La eucaristía fue sencilla pero entrañable y el coro con guitarras y hermanas cantó precioso y muy teresiano.
” María ¿te acuerdas de la primera vez que sentiste la llamada? ¿has recurrido a ella otras veces en estos cincuenta años?”. Las preguntas del sacerdote a María le hicieron sonreír a ella y a todas. Dar gracias por cincuenta años de fidelidad de Dios y de una Hermana, siempre en motivo de renovar desde dentro nuestra primera llamada, de afianzar nuestra respuesta de confianza en su fidelidad, y de agradecer mucho nuestra vocación teresiana.
Después de la eucaristía compartimos una merienda cena sencilla, pero muy entrañable. Y ¡aquí llegó la tercera celebración, el encuentro pausado y fraterno! Las Hermanas mayores estaban felices de vernos y el resto de las Hermanas también felices de poder sentarnos y charlar despacio con ellas, cosa que no es muy frecuente debido a las múltiples tareas que traemos entre manos. Amigas de la parroquia, Hermanas de la Caridad, de la Preciosa Sangre, Auxiliadoras. El reencuentro con rostros muy queridos para la Compañía, como Teresa Ruiz Ceberio, hizo de la fiesta un momento compartido de familia amplia. Un momento de volver a revivir el cariño y la bendición de hacer este camino con otras y otros y de crear vínculos fraternos.
¡Enhorabuena María! ¡Gracias Teresa de Jesús por unirnos desde el corazón con otras y otros hermanas y hermanos!