Estoy segura de que esta imagen está viva todavía en nuestras retinas, por lo vivido hace poco tiempo en España con la presencia de “Filomena”. Yendo en el metro, cuando sube a la superficie entre las paradas de Lago y Batán, me impresionó ver no solo un árbol caído, sino contemplar en la Casa de Campo de Madrid muchos árboles arrancados de raíz y cientos de troncos y ramas desgajados o rotos. ¡Qué pena descubrir ese paisaje devastador! Son largos minutos los que transcurren entre esas dos paradas en los que no dejaba de sorprenderme tanto daño en la naturaleza…
Y me vino a la memoria esta imagen con las palabras del presidente de la Fundación San Camilo[1], en su boletín informativo, hablando de la resiliencia como el arte de salir crecidos en las adversidades, crecer con ocasión de ellas… algo más que resistir, decía él. Nos invitaba en su escrito a ser, unos para otros, tutores de resiliencia, referentes de positividad y desarrollo humano y espiritual. Y terminaba diciendo: Pienso en nuestros mayores, en los cuidadores, en lo que vamos aprendiendo de la pausa del ajetreo, y deseo, para todos, que esto nos sirva en algún rincón de nuestra vida, que aprovechemos para robustecer las raíces de nuestro ser humano, donde están los valores más nobles y capaces de hacernos felices. ¡Ojalá salgamos resilientes!
¿Cómo robustecer las raíces? ¿Se pueden evitar esas caídas de árboles? Y encuentro en una página de jardinería:
“A primera vista puede parecer que los factores climáticos son los causantes de las caídas, pero las razones por las que un árbol colapsa son otras distintas. Hemos de partir de la idea de que un árbol sano está adaptado para enfrentar fuertes vientos y lluvia.
Debemos tener en cuenta factores como:
- Cavar un hoyo profundo y llegar al subsuelo natural.
- Comprobar que el agua drene para evitar la putrefacción de las raíces.
- Asegurar que el sustrato es de calidad (90% tierra) y sin piedras y restos de obra.
- Escoger un árbol bien cultivado y con un sistema de enraizado en buen estado.
- Realizar una correcta poda.
- Procurar que las raíces más grandes no queden dobladas o aplastadas.
- Comprobar que el riego llegue a gran profundidad.
Sí. Existen maneras de impedir que los árboles caigan debido al fuerte viento, lluvia o nieve. Y todo pasa por ayudar a que el sistema de raíces sea fuerte y resistente. A veces, sus raíces son insuficientes”.
Vuelvo entonces a lo que decía José Carlos Bermejo: robustecer las raíces de nuestro ser humano, donde están los valores más nobles y capaces de hacernos felices. Y quiero darme tiempo para “traducir” a mi vida esos consejos de jardinería: cavar profundo, que el agua drene, que el sustrato sea de calidad, que las raíces estén en buen estado, realizar una correcta poda, cuidar que las raíces no queden aplastadas, y que el riego llegue a lo profundo… para que “mi árbol” viva sano, se robustezcan sus raíces y pueda ofrecer esa sombra que agradecemos, renovar ese oxígeno que necesitamos y compartir esa belleza que hemos recibido y está llamada a seguir creciendo.
[1] José Carlos Bermejo. Religioso Camilo y Presidente de la Fundación. Febrero 2021.