En medio del clima de incertidumbre mundial, hemos sentido una extraña alegría al escuchar al Papa Francisco decir ¡Nos vemos en Lisboa! En estos últimos años, hemos aprendido de una manera especial, que la fragilidad humana es real. Asumiendo esto, hemos comenzado este camino con la confianza puesta en Dios y con la mirada fija en la generación de los/as jóvenes que son ya el presente de nuestra historia.
María del Mar, Mauge, Gema y Mónica representando a la FET, PJVT y al MTA Europa, nos reunimos para pensar, cómo los/as jóvenes teresianos vinculados de cualquier forma al carisma, pueden vivir esta experiencia. Pronto nos dimos cuenta que sólo podemos ser fieles al Espíritu, si como dice el Papa Francisco, son ellos/as las/los jóvenes, quienes le dan la frescura, la creatividad y la poesía que es necesaria para que sea una experiencia vital y diferente.
Sólo hemos concretado unas claves para iniciar este proceso que queremos se viva en clave sinodal. Queremos que cualquier joven que se sienta teresiano/a pueda enriquecer esta experiencia y participar, independientemente de que podamos encontrarnos presencialmente.
Nos imaginamos esta experiencia como un proceso con varias etapas. Una de gestación, en la que la participación de los jóvenes como protagonistas del diseño de esta experiencia, será crucial. Una segunda etapa de decisión, en la que compartiremos iniciativas que se puedan vivir en los distintos países, conectadas/os de alguna manera como jóvenes teresianos/as. Una tercera etapa, en camino, que corresponde a la asistencia presencial a la Jornada Mundial de la Juventud en Lisboa, con un encuentro previo de jóvenes teresianos en Ávila y un pequeño encuentro en Fátima con los jóvenes teresianos/as de Portugal. La última etapa sin fronteras, será un envío y una propuesta de continuidad.
La organización de la JMJ propone el texto de la Visitación de María a su prima Isabel como hilo conductor de esta experiencia. Dos mujeres con experiencias vitales distintas, en medio de la incertidumbre que están viviendo, se encuentran, se abrazan, se miran reconociendo el milagro de la vida que cada una puede ofrecer al mundo. Un encuentro que las fortalecerá para enfrentar situaciones muy difíciles con la certeza de que Dios las ha hecho parte de la historia de salvación y ellas han aceptado dejarse llevar por quien cumple su promesa siempre.
Aunque la jornada está dirigida a los jóvenes, como familia teresiana tenemos el reto de acompañarles. En esta víspera del 2 de abril acogemos esta propuesta del Papa y nos preguntamos ¿Dios lo quiere? ¿Jesús lo quiere? ¿Teresa de Jesús lo quiere? Parece que si… con toda la Familia Teresiana… ¡Pongámoslo por obra!