Retos y claves educativas para hoy desde nuestra vocación teresiana

El encuentro de este fin de semana no ha tenido final, continúa en nuestras respectivas realidades y responde a nuestra vocación, a nuestra SER teresiano. En la estación seguíamos compartiendo los ecos de lo vivido, incluso nos encontramos a profes que volvían del curso de iniciación de Ávila, muy a tono con lo que habíamos visto por la mañana. Al llegar a casa me encontré con la comunidad y, aunque surgían  momentos vividos, expresé  el compromiso de compartirles todo en la siguiente reunión comunitaria.

Ha sido un fin de semana de GRATITUD, de renovar el estilo educativo de mi vocación teresiana.  Luis Aranguren nos fue situando con los textos que previamente tuvimos y que tan gráficamente nos presentó, pero lo que realmente me tocó, fue constatar que “somos muchas” pues encontrarme con cuarenta hermanas que están en colegios me impresionó.

Me conmovió una vez más sentir y constatar que el legado educativo de Enrique de Ossó lo llevamos dentro y lo vivimos y transmitimos en tantos y tan diversos lugares de España y Portugal. Todo es posible si somos conscientes y estamos conectadas al motor de nuestra vida, Jesús. Solo desde allí tan ardua tarea tiene sentido y motivación, pues es tarea de encuentro y relación: de tener la palabra correcta, en el momento preciso, la mirada o la escucha necesaria dando vida a la mística teresiana.

Ha sido tiempo de gracia, de escucha, de reflexión, de compartir, de orar y de celebrar. ¡Qué gran momento el de la Eucaristía tan motivada por la imagen de ser estrellas y dar luz!

Una de las invitaciones que recibimos en este año capitular es: “poner en el centro, con gestos concretos y transformadores, el cuidado de la vida más amenazada en todas sus formas…”

Al acabar nos recordamos que hemos sido convocadas a vivir la Palabra de Dios: “Ensancha el espacio de tu tienda y despliega las cortinas de tu morada, no te pongas límites. Alarga tus cuerdas y refuerza tus estacas. Porque te extenderás a derecha e izquierda”.

Y, en el acto de envío, con estrellas hechas regalo, la bendición expresada en el canto “El Señor nos bendiga, nos guarde, nos muestre su rostro y nos conceda la paz” para ir al mundo entero a anunciar la Buena Noticia.

Somos Compañía y nos hemos sentido “constelación de hermanas en ámbito escolar” conectadas a todas las hermanas de la provincia y de la Compañía en el mundo entero. Merche Mañeru, stj

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