(Cuadro: Clarividencia de Magritte)
El día 7 de mayo las direcciones de las obras socioeducativas ESCLAT, LLAR ENRIC D’OSSÓ y SAÓ tuvimos la oportunidad de participar en una jornada sobre el cuidado y cultivo de la interioridad en la intervención socioeducativa de nuestras entidades sociales.
La interioridad, la espiritualidad que intentamos vivir y compartir, está directamente vinculada a nuestras maneras de acompañar a las personas. Acompañamos como somos y como vivimos.
Desde nuestros lugares de misión, palpamos las tres fracturas de nuestro mundo actual: la fractura ecológica, la fractura social y la espiritual. Frecuentemente nos centramos en afrontar cada una de las fracturas por separado, aportar soluciones sin tomar conciencia de que las tres fracturas están vinculadas entre ellas, son un reto social común, en el cual, cada persona, desde su lugar, puede ofrecer una solución a una problemática que es compartida.
Así pues, nos sentimos llamados a seguir creciendo con nuestros equipos en un camino que nos ayude a escuchar y mirar con atención, para conjugar el paso de las acciones con los objetivos del desarrollo interior, acompañando y acompañándonos en la reflexión sobre las preguntas esenciales de nuestra vida y sobre cómo damos respuestas coherentes.
Las realidades de Saó, Esclat y la Llar son muy plurales, no sólo en lo que respecta a las personas que participan de los proyectos, sino también por parte de las personas que forman los equipos educativos y técnicos. Hay pluralidad de religiones, no siempre con vinculación comprometida. En general reconocemos en los equipos personas que están preocupadas e implicadas en procurar soluciones para las dos primeras fracturas (ecológica y social) y que buscan maneras de crecer interiormente y educar la mirada para que se refleje luego en la práctica, en la vida.
Para decidir si queremos ver lo aparente, lo profundo o lo posible en cada vida, tenemos que seguir educando nuestra mirada. Participar conjuntamente de esta jornada nos ha llevado a movilizarnos y organizarnos, una vez más, para procurar espacios que nos empujen a abordar transversalmente las tres fracturas, sin olvidar que, irremediablemente, según lo que hagamos con nosotros mismos, haremos con las personas a las que acompañamos en los proyectos.
Aprender a mirar es el aprendizaje preliminar de la espiritualidad (Nietzsche)