«La edad es una bendición, y los ancianos son signos vivos de la benevolencia de Dios que otorga vida en abundancia. ¡Bendita la casa que custodia a un anciano! “ Papa Francisco
El día 2 de junio celebramos los 100 años de vida de nuestra hermana Mercedes Fernández. Un día muy rico en todos los sentidos: vivencia comunitaria de gozo, alegría y acción de gracias. Desde el desayuno comenzó la fiesta, unidas a nuestras hermanas del Gobierno Provincial que, con canciones asturianas y su ritmo correspondiente, acompañamos – casi en procesión – a Mercedes, hasta la entrada en el comedor.
La Eucaristía, solemne y entrañable, concelebrada por dos de los sacerdotes que nos atienden a diario, Ladys y Jesús. Hubo gestos y símbolos de todo tipo. El que más llenó a Mercedes fue la cercanía, no sólo física, sino la afectiva y espiritual.
A mediodía, en el comedor, muy adornado y rico en colorido (flores, letras, globos…), participamos en la comida, acompañadas por 4 sacerdotes amigos.
Una hermana hizo una poesía dedicada a Mercedes y la leyó en el recreo. Un detalle más que contribuyó a enriquecer esta jornada. Compartimos algunas estrofas…
Lo más intenso fueron las vivencias internas que alimentamos en la Eucaristía y la oración de la tarde: Jesús, centro, origen y meta de nuestra vida; la Palabra como alimento diario y, sobre todo, la seguridad en el amor fiel y eterno de Dios que la eligió – nos eligió- para estar y vivir con Él y ser sus testigos.
Un día para ratificar lo esencial en cada una de nosotras: SER TODAS DE JESÚS