Los días 17, 18 y 19 se ha celebrado en Ávila, la Cátedra Enrique de Ossó en su V edición bajo el Título: “Mujeres que transforman. Pedagogía del cuidado y mística de la educación teresiana”.
Más de cien personas de forma presencial, y un buen número de asistentes gracias a la retransmisión online, hemos escuchado hablar de mujeres a mujeres. Hemos disfrutado con el precioso ambiente que se respiraba, aire de familia creado no solo por las hermanas que durante meses han preparado las jornadas con todo detalle, sino también por las partipantes, y por todas las personas que viven y trabajan en el Cites y que con tanta delicadeza cuidan a cuantos viajamos hasta Ávila.
Al finalizar las jornadas, la directora de la Cátedra, Mariola Iglesias stj, pronunció unas preciosas palabras de las que rescatamos la parte que recoge la temática de las ponencias:
“Todas las que estamos aquí somos mujeres creyentes, mujeres que hemos experimentado el trato exquisito de Aquel que sabemos nos ama. Nuestro Dios, el Dios de Jesús, es nuestro gran empoderador. Es esta experiencia de amor respetuoso e incondicional la que pone en pie nuestro ser de mujeres para amar y servir. (…)
Carmen Melchor comenzó hablándonos del poder transformador de una mujer, Teresa de Jesús, sobre Enrique de Ossó. La experiencia teresiana fue progresando en Enrique hasta cambiar su percepción sobre las posibilidades apostólicas de las mujeres. Si Teresa tuvo fuerza transformadora entonces y la sigue teniendo hoy es porque se conectó con la fuente, se dejó empoderar por este Señor, de quien ella decía que nos vienen todos los bienes. Así nos lo puso de manifiesto la ponencia de Teresa Gil. Carmen Yebra sacó a la luz historias de mujeres que cuidaron y lucharon y arriesgaron hasta su vida por proteger a los más débiles y también por cuidarse mutuamente y hacerse cuidar. Soledad Fernández-Marcote puso de relieve la huella educadora -y por tanto, transformadora- de algunas mujeres. Nos alegró con el testimonio de antiguas alumnas teresianas comprometidas en el ámbito de la educación. El panel de experiencias es otro ejemplo de este compromiso transformador de mujeres con el sello de Teresa: Ana Lorite, Cristina Domínguez, Mª Eugenia Herrero y Mar Navarro nos han transmitido vitalidad y nos llenan de agradecimiento.
El precioso concierto de Maite López empezó recordando a María. María es, en verdad, la mujer que más ha transformado la historia, al permitir que Dios se encarnara en ella. Ella enseñó a amar a Jesús, le transmitió “su lengua materna”, utilizando la expresión que ayer nos decía Mª Milagros Rivera, enseñó a su hijo a situarse en la vida desde una óptica y con unos referentes. Mucho tuvo que ver María de Nazaret con el estilo de Jesús, el Maestro, que rehabilitó en muchas mujeres la dignidad que se les negaba.”
Y Mariola invitó al final:
“Me gustaría terminar estas jornadas invitándoos a proclamar el Magnificat, desde la clave de lo vivido aquí, abriéndonos y comprometiéndonos a lo que está por venir, si dejamos que nuestro mejor y más genuino yo, la mujer que a veces todavía se agazapa en nuestro interior, que a veces aún teme y se esconde o se calla, salga, se manifieste y se despliegue enteramente para dar vida, al estilo de María de Nazaret, que es el de su Hijo.”
Con María agradecemos la experiencia vivida y confiamos en que se convierta en gérmenes de transformación.