El 20 de octubre de 2024 falleció la hermana Maria Antunes dos Santos, a los 89 años, en el hospital de Leiria/Fátima.
Sor María nació en Bismula – Guarda, el 5 de enero de 1935. Ingresó en la Compañía en 1953. Después del noviciado en Braga, fue enviada a Santo Tirso, donde emitió su profesión perpetua. La vida de sor María como teresiana transcurrió por diferentes lugares, países y continentes. Antes de partir hacia América Latina pasó por las comunidades de Coimbra y Elvas. De aquí fue enviada al Colégio Teresiano de Bogotá y luego a Managua. Permaneció en América 8 años y regresó a Europa, incorporándose a las comunidades de Salamanca, Ciudad Rodrigo y Oviedo. En España permaneció 24 años. En 2010 regresó a Elvas/Colégio Luso Britânico, pero poco a poco empezó a sentirse más debilitada y fue enviada a la comunidad de Fátima donde permaneció hasta el momento en que el Señor la llamó a disfrutar para siempre de su paz y su amor.
Al ver el diverso camino de María, me vino a la mente un pasaje bíblico del libro de Proverbios 15,33 en el que el autor sagrado dice: “El temor del Señor es escuela de la sabiduría, y antes de la honra va la humildad”. Con una dulce sonrisa y gestos amables, María ciertamente cautivó a muchos niños, demostrando que la verdadera sabiduría proviene de un corazón que ama, un corazón disponible, humilde, capaz de cruzar barreras y abrazar diferentes culturas. Allí donde vivió supo difundir la sabiduría de la sencillez, la alegría, la dulce convivencia y la esmerada dedicación a las tareas cotidianas que desempeñaba.
Durante los 11 años que vivió en Fátima, cada vez que íbamos allí éramos recibidos con una cálida bienvenida y una sonrisa que reflejaba alegría por nuestra presencia. La vimos siempre atenta a todo, preocupada de que no faltara nada en el comedor donde trabajaba hasta que sus habilidades se lo permitían. La devoción a María, la Señora de Fátima, y el amor por la Eucaristía eran visibles en su vida diaria.
En tierras de Fátima, se encontró con el Señor, en la madrugada del día 20. Una vez más, el silencio testimonió las actitudes que guiaron la vida de María a lo largo de sus 89 años.
Descanse en paz nuestra hermana María Antunes.
