Gracias Señor por la VIDA de nuestra hermana Laura López Agorreta. Se encontró cara a cara con el Señor de la Vida en San Sebastián – Residencia el día 30 de septiembre de 2022.
Con su muerte hemos perdido a una gran mujer: buena, inteligente y leal, que amaba el bien y la verdad, pero que, sobre todo, amaba a Dios y amaba a la Compañía
Nació en el seno de una familia de hondas raíces cristianas. Estudió en el Colegio de las Teresianas de Pamplona con lo cual, desde los albores de su vida, su personalidad se nutrió del espíritu evangélico y de Jesús, vivido en casa y en el colegio. Estas fueron las bases que la llevaron a entregarle su vida en la Compañía.
Entró en la Compañía en 1945 y después de la primera profesión fue destinada a Madrid, Goya, donde comenzó su labor apostólica, siendo destinada posteriormente a la comunidad de Oviedo, donde hizo los votos perpetuos.
Trabajó en el campo de la educación como profesora en Oviedo, Dueñas, Calahorra, Ciudad Rodrigo, Valladolid y Mora. Es preciso destacar su labor como directora en el Colegio diocesano Pablo VI en Ávila durante más de una década, donde dejó un bonito recuerdo a profesores y alumnos. Agradecemos especialmente que el nombre de Enrique de Ossó resonara y fuera dado a conocer en aquella comunidad educativa. Tuvo también servicios de responsabilidad como superiora y como ecónoma, y en todo momento procuró dar sentido a su vida ejerciendo su trabajo con el rigor y la responsabilidad que la caracterizaron. Estuvo también destinada en las comunidades de Pamplona (Ermitagaña y Calle Mayor) antes de su destino a la San Sebastián – Residencia.
Como buena navarra, tenía un carácter noble y fuerte, una mente lúcida que conservó hasta el final, y una gran capacidad de superación que, en esta última etapa de su vida, se demostró por su deseo de ser autónoma, de depender lo menos posible de otro para no dar guerra.
Siempre quiso estar atenta a las situaciones del entorno y del mundo, y a pesar de su deficiencia visual, fue una lectora incansable y supo, con su buen criterio, opinar y callar según conviniera.
Quienes hemos vivido con ella este período de su vida, hemos podido constatar su calidad humana, su buen criterio, su sensibilidad y prudencia y la generosa aceptación de sus flaquezas que, progresivamente, fueron limitando sus posibilidades. Nunca se quejó de nada.
Han sido años de máxima limitación, y después muchos días en los que sentía que su cuerpo se iba apagando mientras que su corazón y su mente permanecían despiertos, tras una lenta agonía, en silencio y paz, dejó este mundo para acudir al abrazo del Padre.
Unidas a ella, damos gracias porque ya proclama con profundo gozo:
“Sé la roca de mi refugio, un baluarte donde me ponga a salvo”.
Para Laura, la vida ya se ha hecho PLENITUD. El amor se le ha transformado en ENCUENTRO..
¡GRACIAS, SEÑOR, POR LA VIDA DE LAURA!