El día 13 de octubre la catedral metropolitana de Oviedo celebró sus 1200 años de existencia. El día 15 de octubre hicimos memoria de los 101 años de presencia de la Compañía en Asturias.
En mayo del año 1920 llegaron a Oviedo las primeras Hermanas. Y el 1 de octubre de ese mismo año se iniciaron las clases con un grupo reducido de alumnas. Cien años después vivíamos la salida de un confinamiento y momentos complicados de la pandemia con un número elevado de contagios y medidas bastante restrictivas. Todo ello trajo consigo el tener que posponer las celebraciones y que estas fueran sencillas. Solo hubo una celebración en el 2020, fue comunitaria y con el Sr. Arzobispo, D. Jesús Sanz Montes, que junto con nuestro capellán, D. José Mª Hevia, estuvieron con nosotras en la eucaristía y comida del día 15 de octubre.
El año 1920 tampoco fue fácil y las Hnas. vivieron con austeridad teniendo falta de muchas cosas. En un primer momento se alojaron con las Damas Catequistas hasta que pudieron alquilar una vivienda en la C/ Rosal. Volvieron, de nuevo con ellas en el año 1937 cuando, a consecuencia de los bombardeos, el colegio quedó en muy mal estado.
Unos comienzos azarosos como lo fueron los de muchas fundaciones y porque había de cumplirse la máxima teresiana: los principios siempre son penosos.
Volviendo unas líneas más arriba nos podemos preguntar qué sentido damos a celebrar milenios y centenarios. Nuestra vida es más efímera. Somos un momento breve de un tiempo largo. Aportamos algo a una historia mucho más extensa. Somos eslabones de una cadena. De una historia cuajada de acontecimientos y que tiene luces y sombras, alegrías y dolores.
En la eucaristía del día 15 de este año nos acompañaron las últimas Damas Catequistas porque ahora se van de Asturias y se hacían preguntas. Habían estado presentes, nos acogieron, finalizan una etapa del camino. Nosotras seguimos, ¿por cuánto tiempo, como en el resto de nuestra geografía hispana? Hace muchos años cerramos la fundación de Luarca, estuvimos en Mieres durante 23 años. Hicimos nuestra aportación en la Facultad P. Ossó, en la dirección y dando clases a los futuros maestros Y ahora, en Oviedo, somos una residencia de personas mayores.
Por eso, de nuevo la pregunta, ¿qué celebramos? Poner todo nuestro empeño en la misión recibida de Enrique de Ossó: Ser otras Teresa de Jesús, enseñar a amar y a conocer a Jesús.
Hoy en el colegio solo está presente una Hna. Es nuestra realidad actual, de disminución. Seguramente en este momento la pregunta de todas es cómo ser levadura en la masa, cómo dar testimonio del Reino desde el paso de los años, las edades elevadas, la reducción del número de personas para llevar a cabo muchos proyectos.
¿Qué celebraron los asistentes el viernes día 15 en la catedral?
Escucharon un concierto muy bonito dirigido por David Colado Coronas, Director de la banda de música Ciudad de Oviedo y profesor del Colegio. Participaron el Coro del Centenario de la Familia Teresiana en Oviedo y la Banda Sinfónica Juvenil del Principado de Asturias. El programa etaba cuidadosamente elegido:
Baba Yetu (Padre Nuestro), Cristopher Tin, BSJPA
Kyrie (Misa Godspel), Jacob de Hasán, Coro y BSJPA
Pacen, Lee Dengler, Coro
Sanctus (Misa Godsped), Jacob de Haan, Coro y BSJPA
Hallelujah, Leonard Cohen, Coro y BSJPA
y participaron en una celebración de la eucaristía presidida por el capellán del colegio y la comunidad, José Mª Hevia. Le acompañarnos nuestro párroco, José Emilio Díaz, Simón Cortina Hevia, presidente de Confer diocesana y director del Codema de Gijón y con sentido de pluralidad eclesial también estaba el diácono Artemio, encargado del Catecumenado de adultos y elegido para participar en esta celebración por ser de Ávila y hacer un guiño a la tierra de la Santa.
Había muchos alumnos menores de diez años formando el coro que cantó en la eucaristía. Lo hicieron a pleno pulmón, poniendo de manifiesto todos la energía que les caracteriza en este momento. ¿Qué son para ellos cien años? Con realismo, algo complicado de imaginar, disfrutaron, participaron y se sintieron protagonistas.
Estaba todo el profesorado actual, muchos jubilados, padres de alumnos, antiguos alumnos, padres de antiguos alumnos. En cada caso las vivencias y los recuerdos son diferentes. No tiene nada que ver la gratitud expresada por una persona de veinte años que por una de ochenta.
Estos días muchos han tenido presente su paso por el colegio teresiano al aparecer reseñas en dos periódicos regionales de bastante tirada, La Nueva España y El Comercio. Los recuerdos siempre van ligados a personas concretas que dejaron huella en nuestras vidas. Hubo quien la dejó como profesor estupendo y competente, quien lo hizo por su acogida, sonrisa pronta y comprensión, hubo quien fue capaz de un testimonio claro y contagioso de Reino. Todo eso conforma la historia de estos 101 años.
Hemos de ser cimiento de las que están por venir, dejó escrito Teresa de Jesús. Hoy toca seguir haciendo esa labor. La actual Directora General, Beatriz Flórez, dirigió unas palabras al final de la eucaristía y expresó que la presencia teresiana continuará en Oviedo por mucho tiempo. Es un reto. ¿Quién recoge el testigo?
Después de esta pregunta solo narrar como final que los profesores y algunas personas más, aforo muy reducido, terminamos el encuentro con un vino español.
Toda la tarde fue de celebración de la vida, de la apuesta de un hombre, Enrique de Ossó, y de unas mujeres que creyeron y creemos en su proyecto. La FT sigue estando llamada a ser testimonio de Jesús al estilo de Enrique y Teresa, en esta tierra de mar y mina, de galerna y grisú, de personas luchadoras y duras, escépticas, abiertas y cosmopolitas, hospitalarias y críticas. Personas que descubrieron más profundamente a Teresa de Jesús y a Enrique de Ossó por la entrega, el amor y la firme convicción de la importancia de la educación de muchas Teresianas que aquí han dejado su huella. Gracias a todas.