Josefa Zubiaurre Azcoitia. 29 de mayo de 2023 (Jesús Tortosa)

Josefa Zubiaurre nace el 12 de noviembre d 1934 en el municipio de Urrestilla, dependiente del ayuntamiento de Azpeitia (Guipuzcoa). Siempre llevó en su corazón la tierra vasca, a San Ignacio y la lengua euskera, cuyo acento conservó hasta el final. Ella contaba que en el Noviciado fue una gran dificultad entender el castellano.

Entró en el Noviciado de Jesús-Tortosa el 14 de octubre de 14 de octubre de 1958, víspera de Santa Teresa, a la que profesó gran devoción durante toda su vida.

El 10 de mayo de 1961 profesó sus primeros votos en Jesús-Tortosa. Su primer destino fue Padua (Italia) en donde residió cinco años, y donde celebró también su profesión perpetua el 10 de mayo de 1966.

El año 1970 fue destinada al Colegio de Via Fregene, en Roma, donde permaneció hasta I año 1979 en el que pasó a formar parte de la comunidad del Internado de Jesús-Tortosa. En el año 1996 la destinaron a la otra comunidad que también vivía en Jesús, la Comunidad Residencia de hermanas, donde estuvo hasta el final de sus días.

Josefa era una mujer fuerte, prototipo de la mujer vasca, hacendosa, trabajadora, fiel, de carácter serio, de pocas palabras, aunque con una fina ironía que dejaba caer cunado hacía comentarios, normalmente acertados, sobre los acontecimientos que iban pasando. Siempre tuvo inquietud por estar al día de las noticias a través de los informativos de tv o los periódicos. Estaba al tanto de la actualidad política y se preocupaba por los acontecimientos que iban marcando el día a día.

Dedicada siempre a trabajos auxiliares, se esforzaba siempre por hacer lo mejor posible las taras que I encomendaban, sin ruido y con gran dedicación Las internas recuerdan el cariño con el que les servía las meriendas cuando estuvo destinada en el internado. Y las hermanas y trabajadores de la casa la recuerdan en su «cuarto de las almendras», una habitación en el jardín de la casa donde guardaba y picaba las almendras que después tostaba y salaba para delicia de todos.

Durante su vida tuvo que luchar contra una enfermedad que le hacía pasar momentos de tristeza y depresión. Ella era consciente y ponía los medios a su alcance para salir pronto de las crisis. Su espíritu trabajador se vio limitado en los últimos años de vida. La artrosis le impedía desarrollar trabajos manuales, y el debilitamiento de sus piernas le impedía mantener el equilibrio. Le costó mucho asumir que ya su vida no era de trabajo, como había sido siempre, sino de contemplación.

Su traspaso a la vida verdadera fue coherente con lo que había sido su vida. Murió sin hacer ruido, mientras dormía en su habitación de la enfermería. Descanse en paz.

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