Isabel Barbero Sánchez. 12 de octubre de 2024 (Salamanca Residencia)

ISABEL DE LA ENCARNACIÓN BARBERO SÁNCHEZ

“¡Oh llama de amor viva, que tiernamente hieres […]acaba ya si quieres; rompe la tela de este dulce encuentro”

“Qué bien sé yo la Fonte que mana y corre, aunque es de noche”

Hoy 12 de octubre, día de la Virgen del Pilar, nuestra hermana Isabel ya goza del Agua de esa Fonte que salta hasta la vida eterna, y se ha roto definitivamente la tela que impedía el abrazo definitivo del Padre. Junto a María la Madre y San Juan de la Cruz, del que era asidua lectora y muy devota, goza de ese amor que ha ganado a la muerte y en ella la vida resplandece para siempre.

Su muerte rápida y sin tiempo para que los médicos pudieran hacer algo, nos ha sobrecogido esta mañana. Aunque estaba muy delicada de salud y veíamos cómo se iba deteriorando paulatinamente, nada hacía presagiar un desenlace tan rápido.

Había nacido en Hervás hace 93 años, un precioso pueblo en la provincia de Cáceres.

Después de los primeros años en Tortosa y Barcelona-Diagonal, fue destinada a Padua, donde hizo los votos perpetuos.

Regresó a España y estuvo primero en Huelva, allí estudió Magisterio de párvulos. Vivió después en Mora, Dueñas, Valladolid, Ávila y aquí en Salamanca desde el año 2013. Después de jubilarse siguió trabajando con empeño y dedicación en otras actividades en la comunidad de Ávila y aquí en Salamanca, en el ropero, donde fue trabajadora incansable y minuciosa en sus tareas.

Era servicial, trabajadora y muy buena conversadora. Fue siempre fiel a la amistad de las personas con las que se había relacionado y pendiente de los acontecimientos de su familia; con la única hermana que le queda y con algunos de sus sobrinos, a los que quería entrañablemente, tenía una relación estrecha y cercana. Siempre fue agradecida y generosa con cuantos la trataron.

En esta, su última enfermedad, sobre todo la pérdida de visión de un ojo debido a una caída hace unos meses, le costaba aceptar sus limitaciones pero se mostraba paciente y agradecida. Ha sido un duro camino, pero la gracia de Dios pudo más que sus resistencias y finalmente acogió con paz su grave situación dejándose cuidar y agradeciendo la presencia y el servicio de las demás. Así, llega Isabel a la meta de su vida: “modelada por el Señor”, pacificada y agradecida.

Deseamos que esté gozando ya de la presencia de Aquel a quien consagró su vida hace tantos años. Damos gracias a Dios por el don de su vida, de su entrega en la Compañía a lo largo de 71 años, por el don de su fraternidad.

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