Nuestra hermana Socorro se encontró con el Señor en la noche del 3 de septiembre, a los 93 años de edad y 74 de entrega en la Compañía.
En los primeros años de vida religiosa, enviada por la Compañía, estuvo en Cuba y Méjico. En el año 1964 llegó a Valladolid, donde desarrolló su misión en la portería del colegio durante muchos años.
¡Cuántos recuerdos en la memoria de tantas generaciones! Su sonrisa, su cercanía, su disponibilidad, su acogida, su entrega, su sencillez…. Cuantas anécdotas se podrían contar.
Las hermanas que vivimos con Socorro sabemos de su entrega y disposición para todo lo que fuera necesario. Mujer trabajadora y tenaz, mujer de fe y oración que le ayudaban a superar dificultades. Su presencia en la comunidad fue siempre fraterna y muy delicada.
Una vez jubilada seguía con interés la vida y actividades del colegio y de la Compañía. No se le pasaba ninguna fecha importante. Disfrutaba con todo y siempre tenía un detalle con las hermanas y con las personas que la visitaban.
En poco tiempo se fue apagando debido a su enfermedad, con mucha paz y siempre rodeada del cariño y cuidado de las hermanas, de sus sobrinas y de las cuidadoras que ayudan a la comunidad.
Agradecemos al Señor el testimonio de su vida, y ahora desde el cielo, estamos seguras, de que intercederá por la Compañía y por tantas personas que nos ha demostrado su cariño con su presencia y sus palabras.
Socorro, ahora que te has encontrado cara a cara con tu Señor, cuida de nosotras y pídele que seamos las teresianas que nuestro Padre quería.