La hermana Rosa Pereira nació en Santa Maria de Oliveira – Famalicão el 29 de abril de 1929. Entró en la Compañía de Santa Teresa de Jesús en el noviciado de Braga el 2 de agosto de 1954.
En la Compañía fue destinada a varias casas donde se entregó con alma y corazón a la misión evangelizadora: en Roma-Casa General, Santo Tirso, Braga, Oporto y Coimbra, y de allí, a la comunidad de Fátima, donde vivió sus últimos años marcados por la entrega, el ofrecimiento de su vida y la oración. A pesar de las limitaciones de salud supo vivir con continuidad la misión y el proyecto de vida que Dios tenía para ella.
Dedicó toda su vida a la misión asumiendo el servicio de cocinera que desempeñó con gran competencia, esmero, dedicación y cariño. Una vida sencilla, silenciosa, humilde y sacrificada, vivida siempre con una sonrisa en los labios. En las comunidades y obras por las que pasó, dejó un rastro de luz; cuando se iba, se la echaba de menos porque a todos acogía con amor y dedicación extrema. Era una hermana de gran vida interior, una vida que se alimentaba de la oración diaria, sin descuidar nunca el tiempo dedicado a ella. En sus actitudes cotidianas, se distinguía por agradar a todas: a las hermanas, al alumnado, universitarios y a aquellos con quiénes trató. No contó el precio del sacrificio que tuviera que pasar por los demás.
La hermana Rosa preparó su partida a la casa del Padre ofreciéndole su sufrimiento día a día, especialmente en los últimos años de vida; sufrimiento que aceptó con amor y espíritu de entrega, ofreciéndolo por la Compañía, por el mundo y por la Iglesia.
Con profunda gratitud recordamos a las personas que, a lo largos de estos años, y especialmente en esta última fase, le prestaron servicio y cuidado a la hermana Rosa: las hermanas de la comunidad de Fátima y de otras comunidades; los familiares que la acompañaron con amor y cariño; el personal de la casa; los doctores y los sacerdotes que la acompañaron.
La Compañía de Santa Teresa de Jesús agadece profundamente la vida, la entrega y la dedicación de nuestra querida hermana Rosa a quien rendimos homenaje. Pedimos a Dios que la mantenga en su amor.
