Hna. Maria Roca Aregall. 29 de octubre de 2020. Barcelona (Casa Madre-Residencia)

“Toda nuestra vida es una preparación para el encuentro definitivo con el Señor”. Estas palabras del Papa Francisco se hicieron realidad en María. Ella, como virgen prudente, mantenía su lámpara encendida, por eso cuando el Esposo le llamó de repente, en la noche,  pudo entrar en el banquete nupcial y encontrarse para siempre con Jesús, a quien había amado sobre todas las cosas.

Había nacido en Barcelona, en 1941, fue alumna del colegio Teresiano de Gracia, y en 1962 ingresó en el Noviciado de la Compañía en Tortosa. Una vez hecha su Profesión fue destinada al Colegio de Ganduxer, en Barcelona, donde estudió contabilidad y comenzó sus servicios en la Editorial STJ.   

Más tarde entró de lleno a preparar la que sería la vocación específica de toda su vida. Estudió Magisterio en la Escuela Blanquerna y, debido a sus buenas notas, obtuvo plaza en una escuela nacional de Barcelona, en la que trabajó durante unos años, ejerciendo después en los colegios de Ganduxer y Gracia. Fue feliz entre sus alumnas y trabó verdaderos lazos de amistad con sus compañeras profesoras.

Nunca salió de Cataluña, a la que tanto amaba: su cultura, su arte, sus costumbres, su lengua, hasta su equipo de fútbol… Gozaba con su familia, pudo cuidar a su madre los últimos años de su vida y estaba muy unida a sus hermanos y sobrinos.

 Cuando dejó las clases asumió el servicio de Secretaria Provincial y pasó a formar parte de la Comunidad de la calle Nápoles. Desde hace 4 años residía en la Casa Madre. Era de las más jóvenes de la comunidad y solía manifestar en las reuniones lo bien que se sentía entre nosotras…

Por todo ello, porque goza ya en el seno del Padre, nos alegramos con ella, que se ha adelantado al tiempo de Adviento para vivir en el cielo la Navidad. Porque su partida ha sido una sorpresa para nuestra Comunidad, golpeada este año por tantos y tan duros acontecimientos, nos está costando asimilar su falta. Hemos perdido una hermana en la tierra y hemos ganado una intercesora en el cielo.

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