Nos dejó “sin hacer ruido”, despacito y aceptando que había llegado su hora. Acompañarla en este tiempo ha sido un regalo pues nos ha mostrado que era plenamente consciente del momento que vivía y de que toda su vida había sido tiempo de encuentro. Fue impresionante la cantidad de mensajes y agradecimientos de alumnos suyos de diferentes promociones recibidos, desde que fue corriendo la voz de que estaba en el hospital. Mujer “auténtica”, sorprendente y entrañable, ha dejado profunda huella como educadora y como teresiana.
Ma Luisa nació en Valladolid el 21 de abril de 1937 y el 11 de agosto de 2020, a los 83 años, retornó a Dios, Padre Bueno, y vive ya para siempre junto a Él.
Entró en la Compañía el 17 de marzo de 1957 y se entregó a Jesús en ella durante 63 años. Fue profesora de lengua y literatura y tutora de bachillerato muchos años, especialmente en los colegios de Ganduxer, Valencia y, sobre todo, en el de Gracia, donde pasó 24 años hasta su jubilación. Estuvo también en Tarragona, su primer destino, y San Sebastián.
Aprendió “desde siempre” a vivir con la enfermedad como compañera, haciendo con ella un camino permanente en su vivir como teresiana. Apasionada por la música y la literatura. Le gustaba leer, escribir y en cada palabra dejaba algo de ella. Mujer culta y con gran sabiduría.
El tiempo de pandemia fue oportunidad de compartir vida y nuestra historia personal, asumiendo lo que nos tocaba vivir y haciendo que fuera oportunidad y no problema. Largas conversaciones en la mesa, sin buscarlas pero que nos acercaban y servían para entretejer los hilos de nuestras vidas.
Gracias a Dios por su vida entregada.