Benita Rodríguez Rodríguez. 28 de febrero de 2021. (Barcelona, Casa Madre-Residencia)

Santa Teresa  expresaba la enorme confianza que sentía al pensar en la muerte, porque se iba a encontrar con Jesús, a quien había amado sobre todas las cosas. Esta es la confianza de toda teresiana, y esta ha sido la que ha vivido Benita  y la que la ha sostenido, a lo largo de toda su vida.

Había nacido en Mora de Toledo, en 1936, poco antes de iniciarse la guerra de España, que ella no podía recordar, pero cuyas consecuencias le tocó vivir de lleno en aquella época de racionamiento de comida y de ajustes de cuentas en lo político y social. Amaba a su familia y vivió siempre muy unida a ella. Estuvo un tiempo en Mora cuidando a su madre y, cuando tuvo dificultades para visitarles, venían sus hermanas a Barcelona para poder encontrarse.

Ingresó en la Compañía en 1958 y, al finalizar su tiempo de Noviciado en Tortosa, fue destinada a Barcelona, Ganduxer. Nunca tuvo otro destino y siempre se encargó de la portería hasta su jubilación, por eso y por su carácter atento y acogedor, se ganó la amistad de generaciones y generaciones de familias, para las que era un fuerte referente de su vida de colegio y que aún la recuerdan con cariño. Era además una chofer experta y nos resultaba admirable que una persona tan menuda pudiese gobernar una furgoneta tan grande.

Damos gracias a Dios por su vida. Descanse en paz.

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