El día 14 de mayo de 2022 a las 19:00 horas nos dejaba nuestra hermana Gloria después de un buen paseo por la rotonda de la casa, disfrutando del buen tiempo y de las flores que ya estaban en su esplendor. Después acostumbraban a pasar por la capilla a despedirse del Señor y, al ir hacia su habitación, un infarto se la Ilevó.
Gloria, desde que se cayó en septiembre de este año y se rompió la cadera, estuvo ingresada mes y medio y regresó a la comunidad para estar en silla de ruedas. Pensábamos que le iba a costar mucho aceptar esta situación, pero el Señor la fue modelando y preparando para otra etapa de mayor dependencia.
Había nacido en Coañana de Quirós (Asturias) el 19 de julio de 1930. Entró en la Compañía en diciembre de 1949 y, al hacer los votos temporales fue destinada a México donde estuvo 23 años. Esa experiencia de vida la tenía grabada a fuego y era lo que, en su pérdida de memoria, más recordaba. Después al regresar a España, pasó por Tortosa, Toledo, Ávila, Salamanca y sus últimos 33 años los pasó en su querida tierra asturiana, entre Oviedo, fundadora de Mieres y de nuevo Oviedo.
Fue una mujer muy apostólica y trabajadora en los colegios, en la casa, en el campo social y en la parroquia. Entre otros proyectos, colaboró en Proyecto hombre y teléfono de la esperanza.
Mujer de gran cabeza y gran corazón, mujer de fe, orante, alegre, austera, servicial, amante de la Eucaristía y de la Virgen en sus dos advocaciones Guadalupe y Covadonga, “la Santina”. El cariño a Nuestro Padre y Santa Teresa, como maestros de vida, también eran muy notorios en ella.
En sus últimos meses, en los que las limitaciones mentales eran más fuertes, daba gusto ver que en pequeños rayos de luz le brotaba la vida desde dentro, desde lo que había vivido y le afloraba siempre un GRACIAS a todo aquello que se le hacía.
Descansa en Paz, Gloria, y sigue gozando de ese estribillo: “Cantaré eternamente las misericordias del Señor.
