Fulgencia Simón García. 2 de abril de 2024 (Salamanca Residencia)

Nació en Valdehijaderos el 01/04/1932 en el seno de una familia humilde y trabajadora. Con solo 12 años y para ayudar en la economía familiar, se trasladaba todos los días, caminando hasta Béjar, donde “recosía” manualmente los fallos de las piezas que se producían en las máquinas de “Paños”, en gran auge en esos momentos en la ciudad textil.

Ingresó en el prenoviciado de la Compañía en el año 1956 en donde ha desempeñado con eficiencia las tareas que se le han encomendado en los distintos lugares donde ha estado destinada, principalmente en Madrid Puebla y Madrid Jesús Maestro, Huelva, Ciudad Rodrigo, Salamanca Colegio, Salamanca Comunidad Teresiana, Dueñas y de nuevo en Salamanca Residencia a partir del año 2000.  Fue una de las fundadoras de la casa en el año 1995.

Aunque desde hace unos meses su deterioro físico y cognitivo iba en aumento, y en todos los sentidos acusaba la falta de fuerzas, nunca perdió la sonrisa y la gratitud ante cualquier servicio que se le prestara, y soportaba con paz la necesidad de depender totalmente de los demás.

El día antes de fallecer cumplió 92 años y se ha ido serena, en silencio, discretamente, como vivió estos últimos 6 años, aceptando la cruz de una traqueotomía que le privó del habla, ella que era comunicativa por naturaleza.

Era la madrugada del dos de abril fiesta de la Inspiración de la Compañía. Jesús resucitado y Enrique de Ossó, han querido que disfrute ya de la Pascua junto al Padre. Hoy también se cumple en su vida la misma motivación de aquel dos de abril: “¿Dios lo quiere? ¿Jesús lo quiere? ¿Santa Teresa lo quiere?…Parece que sí. Dios lo quiere, Jesús de Teresa lo quiere, Teresa de Jesús lo quiere, María y San José lo quieren…”. Así lo han querido y nosotras creemos y confiamos en la palabra de Jesús y sabemos que ella ya ha recibido su abrazo.

Trabajadora e incansable, estuvo en activo hasta que le fallaron las fuerzas. Y por su trato amable y educado, fue una excelente portera en el pabellón de Infantil del Colegio, sonriente, siempre disponible, buena para escuchar y para aconsejar. Este era el testimonio de las innumerables personas que nos acompañaron en su entierro.

Nosotras, sus hermanas de comunidad, su familia y todos los que la queremos nos sentimos unidos a ella y nos confiamos a su intercesión.

Gracias, Señor, porque la vida que se entrega es la que siempre permanece y sigue dando fruto en aquellos que se sembró.

Esta página utiliza cookies para mejorar su contenido.    Más información
Privacidad
X