Desde primera hora de la mañana del día 20 de diciembre la iglesia de Santa Anna estaba de preparativos para la fiesta que empieza a hacerse tradicional en su cuarto año de «Cantem amb els sense sostre» -«Cantemos con los sin techo»-
Con todas las medidas de seguridad pertinentes en este año de la pandemia, se prepararon los bancos con pegatinas para la necesaria separación. Sólo se habían podido poner a la venta 1oo entradas que suponía una mínima expresión comparado con los años anteriores.
Pero, para paliar la pérdida de público, se organizó el poder trasmitirlo directamente por streaming -un nuevo método de transmisión directa que el público puede ver en su casa desde Instagram, Facebook, etc.
Eso permite que acceda al acto cantidad de personas a las que se les invita a hacer un donativo para la causa. El acto queda abierto unos cuantos días después para el que no pueda visionarlo en el momento de su representación.
Fue un festival precioso y con actuaciones sorprendentes que agradaron mucho. Tal vez lo más interesante de estos festivales es el ambiente que se crea entre el público y los artistas. Algunos de ellos como la joven Suu -en el vértice de la fama entre los jóvenes especialmente en Cataluña- quedaron tan entusiasmados con la tarea que se realiza en Santa Anna que se ofrecieron para ayudar en todo lo que quisiéramos y aseguraron que les hacía mucho bien a ellos.
La actuación de los acogidos -algunos de ellos duermen en la calle- tvo un éxito grande por lo que representaba de esfuerzo en los ensayos que desde hace meses están realizando todos los martes. (M. Victòria Molins)