Pienso en la experiencia de este tiempo en el CIT de comunicadores y me viene a la memoria mi abuela con sus dos agujas de tejer y devanando madejas de hilo, de perlé, de lana… dedicando tiempo a la labor…
Comienzo así, porque esto ha sido para mí lo vivido en este tiempo tan especial (y no sólo por el Covid 19 que también) en Roma con 50 “tejedores” más. Un devanar, tejer, elegir el hilo más adecuado para lo que queríamos que fuera el “resultado final”. Nos convocó un lema “animadores de un nuevo modo de comunicación” y nos unió una certeza, comunicar es “conectar historias”. Todos estábamos allí enviados de uno otro modo, por una u otra razón, pero al comenzar a vivir juntos se fue tejiendo una historia muy real, con un ambiente familiar, entrañable, de personas que nos poníamos en juego y ofrecíamos desde la sencillez y la cordialidad (desde el corazón) lo que sabíamos, teníamos, creíamos, vivíamos… lo poco o mucho que somos se puso en juego y creció. Me viene al “recuerdo” con fuerza que desde el primer día estábamos con nuestra historia en juego intentando que “nudos” (que siempre se dan en el tejer) no se estorbaran para seguir haciendo junt@s esa historia común que se nos estaba regalando.
Nos acompañaron para ello otros tejedores de historias: Charo, el Papa Francisco, Natasa, Silvonei, Oscar, Juan Carlos, nuestras hermanas Teresa y Victoria, Alexander, Elena, Gustavo… personas muy potentes en el mundo de la comunicación que conectaron sus vidas con las nuestras para abrir nuevos caminos ¡y lo consiguieron! ya son parte de nuestro “tejer historias” hoy. Las “agujas” de este entretejer fueron entrañablemente acompasadas por un equipo de hermanas; Asunción, Ángela C. (y todo el equipo General participando en el CIT), Gema M, Elza S., Cristine J., Palmira C. que con paciencia y bien hacer fueron subsanando las circunstancias que se daban por razones ajenas pero que también formaron parte de esta experiencia que hoy agradezco de corazón. Y el “producto final” es un grupo de personas que, diseminadas por diferentes países del mundo, en sus distintas congregaciones (preciosa experiencia también de familias conectadas hacia un mismo sentido: EVANGELIZAR), en sus diversas realidades personales, conectadas en una historia de Salvación que merece ser contada desde el corazón y haciendo memoria agradecida con tant@s como tejen hoy en nuestro mundo. GRACIAS por haber tenido el regalo de participar, por haber sido parte de este tejido y por poder despertar a un nuevo modo de comunicar que no es informar, que no es pura tecnología, que no es contar por contar… habitar la propia historia y hacernos prójimos de otros que tejen junto a tantos, un relato de consuelo y esperanza que hoy más que nunca estamos todos necesitando.
Jesús, la buena noticia, el Reino, nuestro Carisma, nuestros hermanos y nosotras mismas… “merecen” que sea contada…
GRACIAS por tanto como no puede ser expresado en unas líneas pero que queda grabado en lo más hondo porque forma parte de una experiencia de vida.
Lourdes Badenes, stj
