Este año ha sido único. El espíritu ha viajado con nosotros y lo hemos sentido. Tras una reflexión se forjó el proyecto de este Pentecostés. Un sueño al que le dimos forma: realizar una parte de la ruta teresiana que hemos “caminado y vivido” un “pequeño grupo”.
Una guia, Piai, que transmitía vivencia teresiana y que nos guió a buen ritmo por las calles que pisó Enrique, por los lugares donde vivió: Reales Colegios, Iglesia de la Purísima, Iglesia de San Antonio, primer colegio, nº 40 de c/ del Vall …..
Fue un momento intenso la visita al convento de la Purísima, hoy casa de acogida.
El final de la ruta fue un momento de parón en el convento de las clarisas donde hicimos una oración compartida.
Por la tarde, una mesa redonda de experiencias compartidas en la que participó también la hna. Carmen y que nos empapó de anécdotas teresianas y de conocimiento de Enrique de Ossó
El momento fuerte fue la vigília en la que nos acompañaron las Hermanas de la casa, gente de Jesús y un grupo de una parroquia de Deltebre, con Joan, el sacerdote. Una celebración sentida y preparada por todos en la que los dones del Espíritu estuvieron presentes. Agradecimos la música y los cantos que animó Isabel.
Al acabar un “resopón” festivo de coc y vino dulce
El Domingo una ruta , tras un buen desayuno, por la catedral y el homenaje al Padre Enrique.
Nos fuimos con el corazón agradecido y esperando vernos del 29-23 octubre para celebrar los 150 años del MTA.