Corramos encendidos en amor

Corramos encendidos en amor – (cfr. Teresa de Jesús)

Marta Suárez Carro stj

El día 3 de octubre de este 2020 en curso el Papa Francisco firmó, junto a la tumba San Francisco, su tercera encíclica Fratelli Tutti.

De nuevo referencias al santo de Asís que llamó hermanas a todas las criaturas. De nuevo un reto para todos los creyentes y las personas de buena voluntad. De nuevo una invitación para salir de nosotros, de nuestra zona de confort, de nuestras actitudes egocéntricas y de cortas miras y corto recorrido.

Francisco va a ir desentrañado en estas páginas el sentido de una fraternidad abierta, de “un amor que va más allá de las barreras de la geografía y del espacio”. Nos quiere hacer caer de que el amor ha de ser universal, a todos, los de cerca y los de lejos. Como él mismo dice, no propone nada nuevo, sino que nos invita una vez más a vivir la vida con sabor a evangelio. Un amor que no solo es la amistad, el enamoramiento, la fidelidad. Un amor mayor, un amor que es la esencia de nuestra vida pues habla de entrega, generosidad, solidaridad, búsqueda del bien común.

Seguramente tenemos muchas frases del evangelio en la cabeza y las recordamos muchas veces. El reto está en algo diferente, ¿cómo anda el corazón? ¿cómo va nuestro camino en ese recorrido físico tan corto entre mente y corazón, pero tan largo en la práctica? Es el desafío, el recordatorio que necesitamos.

Ya está todo dicho, pero no todo está vivido. Jesús nos dejó el mandamiento del amor y se entregó por nosotros, nos amó hasta el extremo. Tenemos el ejemplo de muchos santos, mártires, testigos de la fe, que dieron la vida de múltiples formas porque iban entendiendo y profundizando en el sentido del amor vivido al estilo de Jesús.

Francisco no solo ha leído y reflexionado sobre lo escrito sobre el tema. Ha tenido en cuenta el testimonio del de Asís cuando visita al sultán Malik-el-Kamil “que mostraba aún más la grandeza del amor tan amplio que quería vivir, deseoso de abrazar a todos”. Con toda la dificultad que entraña esta misión se presenta ante el mandatario con la misma actitud que pide a sus discípulos: “no promuevan disputas ni controversias, sino que estén sometidos a toda humana criatura por Dios”.

El mismo Papa recuerda su propio esfuerzo por esa universalidad: en la Laudato Sí le sirvió de inspiración el patriarca ortodoxo Bartolomé. Y en este caso, como el mismo dice: me sentí especialmente estimulado por el Gran Imán Ahmad Al-Tayyeb, con quien me encontré en Abu Dabi para recordar que Dios «ha creado todos los seres humanos iguales en los derechos, en los deberes y en la dignidad, y los ha llamado a convivir como hermanos entre ellos».

Iremos desarrollando a lo largo del año una reflexión sobre los diferentes capítulos de la encíclica de la mano de Teresa de Jesús. Ella, como todos los creyentes de corazón grande y comprometido, intentó ensanchar el espacio de su tienda interior.

Nos puede servir para la oración tener en cuenta estas expresiones de Teresa:

“Aquí todas han de ser amigas, todas se han de querer, todas se han de amar, todas se han de ayudar” (CP 4, 7)

 “Acá solas estas dos que nos pide el Señor: amor de Su Majestad y del prójimo, es en lo que hemos de trabajar. Guardándolas con perfección, hacemos su voluntad, y así estaremos unidos con El. Mas ¡qué lejos estamos de hacer, como debemos a tan gran Dios, estas dos cosas, como tengo dicho!…”. (V M 3, 7)

“…La más cierta señal que, a mi parecer, hay de si guardamos estas dos cosas, es guardando bien la del amor del prójimo; porque si amamos a Dios no se puede saber, aunque hay indicios grandes para entender que le amamos; mas el amor del prójimo, sí”. (V M 3, 8)

Ella escribe y dialoga con sus monjas en sus textos. Desde la profundidad de su experiencia de Dios aterriza en la vida de cada día. Desde la clausura se abre a las necesidades de su prójimo y de la realidad que conoce, que abarca el mundo de su tiempo.

Lanza el reto: el amor se concreta y se manifiesta en las obras de cada día. Las palabras se quedan huecas si no van acompañadas de la vida.

Date un tiempo para disponerte interiormente y dialogar con Jesús sobre cómo andas de amor, sobre cómo es ese camino que todos hemos de recorrer entre la mente y el corazón. Jesús te tiende la mano, te dice que hoy es un día nuevo, una nueva oportunidad. Que las circunstancias que vivimos y que nos han descolocado nos dan la oportunidad de sacar lo mejor de nosotros mismos.

El prójimo nos espera. Revisemos la calidad de nuestro amor y démonos la oportunidad de mejorarlo. Vivimos a lo largo del año la experiencia de dejarnos interpelar por las palabras de Papa y pidamos al Señor que nos mueva el corazón para amar a su estilo, de forma radical, desde la raíz más honda de nosotros mismos, desde el corazón.

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