Comunidad Salamanca-Residencia, celebración bodas de plata

El día uno de noviembre de este año 2020, fecha que desde hacía meses esperábamos con ilusión, celebramos las Bodas de Plata de nuestra casa, la Residencia-Enfermería de Salamanca. Las restricciones impuestas por la Covid-19 nos obligaron a hacerlo en “familia pequeña”, solamente la Comunidad; pero ello no nos impidió hacerlo con gozo agradecido y con toda solemnidad, una solemne Eucaristía de Acción de gracias por lo que fue ayer, lo que es hoy y sobre todo, un recuerdo emocionado y agradecido para las hermanas que a lo largo de estos 25 años han formado la comunidad y han pasado a la Casa del Padre.

Como es lógico, le siguió un apetitoso desayuno y una excelente comida de los que disfrutamos fraterna y gozosamente.

En un distendido rato de tertulia después de la cena, se recordaron anécdotas de aquellos primeros años, ya que algunas hermanas que hoy forman la comunidad, son del grupo que pasó del Colegio: Hermanas, Amelia García, María Teresa Martín Sánchez-Espiga y Fulgencia Simón.

La casa comenzó su andadura, aquel ya lejano, 1 de noviembre de 1995, con una comunidad formada por 22 hermanas, una buena parte de ellas proveniente de la comunidad del Colegio, circunstancia que hizo que varias pudiesen continuar con su actividad docente en el mismo, dado que la nueva casa está enclavada dentro del recinto del terreno del Colegio y con acceso directo al mismo por uno de los patios.

Con el paso del tiempo y obligadas por las circunstancias, tanto el edificio como la comunidad han ido evolucionando hasta hoy.

Hace unos años se prolongó un ala de la casa para construir una Enfermería, que ya se veía necesaria dada la situación de algunas hermanas, necesitadas de espacio y cuidados especiales, lo que ha hecho que pase a ser actualmente Residencia-Enfermería.

Hoy formamos la comunidad 23 hermanas, todas ya jubiladas, con edades comprendidas entre los 68 y 95 años. La mayoría echa una mano en diversas tareas de la casa y algunas realizamos actividades de Voluntariado fuera de la comunidad: Cáritas, roperos sociales, comedor de los Pobres, grupos de Oración, centro de día para personas con problemas de salud mental, y que de momento no podemos continuar asistiendo dadas las circunstancias de la Pandemia, pero con los que seguimos en contacto y esperamos poder reincorporarnos cuando la situación sanitaria lo permita.

Las personas de fuera que trabajan en la casa: cuidadoras, cocineras, empleados diversos, manifiestan sentirse a gusto entre nosotras por el trato cercano y afable de las hermanas.

Como terminábamos el día 1 la Monición de entrada de la Eucaristía, “queremos dar gracias a Dios por las personas, acontecimientos, servicios y entrega vividos. Sobre todo, le damos gracias porque sigue sosteniendo nuestras vidas, nos sigue llenando de su Paz, nos llama cada día a caminar con fidelidad en su Amor y a continuar colaborando en la construcción del Reino”.

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