La fiesta de Santa Teresa ha tenido este año un sabor especial, el del encuentro. Dos años sin poder celebrarla como nos gustaría, con los encuentros, son mucho tiempo y ya teníamos ganas. Por una parte, la comunidad de franciscanos y la comunidad teresiana, continuando con el modo “inter” con el que colaboramos en la parroquia y en el barrio, nos encontramos para celebrar a nuestros dos grandes santos. Entre tantas cosas que nos unen, está también el que los conmemoramos con 10 días de diferencia. Qué mejor forma de celebrarlo que con una comida en común, distendida, alegre y sencilla. Pasamos un rato muy agradable, compartiendo experiencias y estrechando lazos.
Por otro lado, el día de Santa Teresa volvimos a recuperar los encuentros con las hermanas en la comunidad de Ermitagaña. Festejamos a la Santa, el carisma, la vida. Fue un gran regalo para todas, un encuentro de familia.
Para terminar el día, celebramos a la Santa con la comunidad parroquial de Etxabakoitz. La eucaristía se llenó con las personas que participan en los distintos grupos y actividades parroquiales. Fue una celebración muy participada por todos y en la que también asistieron algunas hermanas de Ermitagaña. La homilía la hizo la hermana Gema Jiménez, que con gran cariño resaltó, entre otros ámbitos, el aspecto sinodal de la Santa y el ser hija de la Iglesia, sabiéndose hacer amiga de todos, y, por ello, nos urgía, en sus tiempos “recios”, igual que los nuestros, a ser amigas fuertes de Dios.
Después de la misa compartimos un pica-pica con todos, y de nuevo, volvimos a valorar el “Encuentro”, los vínculos, los lazos que hemos ido creando junto con esta comunidad amplia, que es la parroquia y el barrio. Por todo lo vivido, ¡Gracias!