El 2 de febrero, la CONFER de Huelva celebramos con nuestro Obispo D. José Vilaplana, en la Parroquia Nuestra Señora Madre de la Iglesia, la alegría de haber sido llamadas a seguir a Jesús en VIDA CONSAGRADA.
Nuestro deseo, “Ser con María, esperanza de un mundo sufriente”.
Vivimos una mañana preciosa de fraternidad y ACCIÓN DE GRACIAS, que nos hizo experimentar la alegría de Jesús, y que nos lleva a compartir algunos momentos de lo que vivimos.
Bienaventurados los pobres, los mansos, los limpios de corazón…felices los que tienen su corazón en Dios y su programa es el de las BIENAVENTURANZAS.
GRACIAS JESÚS por la claridad de tu mensaje. Gracias porque nos das la capacidad para poder elegir el camino del Evangelio.
Sabemos que este camino evangélico no es otro que el del AMOR: ”Mirad como se aman” será siempre el mayor testimonio, la profecía elocuente para todos los que te seguimos.
Nos llamas a ser profetas, a no ocultar la violencia, ni las injusticias, para esto necesitamos estar conectados con la fuente de perdón y vida que eres TÚ porque sólo TÚ nos das la energía para cambiar y reconciliarnos contigo, con nosotros mismos, con los otros y con la creación herida.
- El voto de obediencia como escucha al Espíritu nos llevará a silenciar ruidos egoístas para escuchar a los que sufren, a los más débiles y pequeños de este mundo. Obedecer implica discernimiento personal y comunitario, leer la presencia de Dios en los signos de los tiempos para buscar TU VOLUNTAD.
- El voto de castidad no es ausencia de amor, sino expresión de un amor extremo capaz de perdonar lo imperdonable, de amar lo que no es amable, de anunciar una paz que nace de un corazón humilde y misericordioso. La castidad profética es un abrazo a toda la humanidad, como familia única y universal y nos lleva a acoger la diversidad y la diferencia generando puentes y derribando muros.
- Con nuestro voto de pobreza abrazamos una vida sencilla para estar más cerca de los pobres; también abrazamos nuestras pobrezas personales, heridas y dolores para estar más cerca de la humanidad que sufre. La aceptación de nuestro límite y debilidad nos hace más compasivos con todo ser humano. Dios es nuestra riqueza y la fuente de vida para poder transformar y resucitar lo carente de vida y todo lo que no conduce a la verdadera dignidad humana.
Gracias María por ser luz y esperanza para todos los que queremos seguir incondicionalmente a tu HIJO JESÚS. Dejamos nuestros deseos en tu corazón de MADRE y acogemos tu consejo: “HACED LO QUE EL OS DIGA”.