El día 5 de noviembre de 2023, nuestra hermana Carmen Lozano se ha encontrado con el Señor a los 90 años de edad. Cuando a Carmen le decíamos qué quieres que le pidamos a la Virgen, ella contestaba, “a la Virgen se le puede pedir todo”, así que, con esa confianza, pedimos a María que ya descanse en paz.
Sus primeros años de vida religiosa los pasó en España, pero la mayor parte de su vida la ha vivido en Italia, primero en Padua y luego, en Roma.
A pesar de la distancia, siempre recordó con cariño su querido pueblo Villamiel en Cáceres, y también a su familia. Muchas veces contaba anécdotas de su pueblo, de otras hermanas que nacieron en él… Cuando lo hacía brillaban sus ojos con el recuerdo.
Siempre quiso a la Compañía, pero lo más bonito es que de Nuestro Padre aprendió el amor a los “párvulos” y el cuidado de sus familias, y quizá eso es lo que caracterizó la vida de nuestra hermana. Pasó años recibiendo a los pequeños y a sus familias en la portería de la “escuelita” de la Casa general de Roma, y así, en el trato diario, logró entablar relaciones que nacían del cuidado y el trato cotidiano. Carmen fue muy querida por los niños y niñas que la adoraban, y también por sus familias.
Nuestra hermana Carmen estuvo enferma años, pero el cuidado y la atención de las hermanas y del personal, le sostuvo muchos años. Varias veces estuvo a punto de fallecer, pero los planes de Dios eran otros, y así superó varias crisis, quizá porque Dios seguía preparando su corazón para el encuentro definitivo.
Después de 90 años su cuerpo se ha ido agotando hasta rendirse en Dios. Estamos seguras de que ahora estará recordando las anécdotas de su pueblo, o de los párvulos, o de las hermanas de la Curia general a las que siempre quería ayudar, o de las distintas comunidades.
A Carmen le gustaba hacer labores de ganchillo, de punto… Cuando las tejía, siempre lo hacía pensando a quien se las iba a regalar. Hoy ha terminado de tejer esa labor que ha sido su vida, una labor que de nuevo sabía para quien era, a quien se la quería regalar: a Jesús y María. Ellos hoy la contemplan con cariño y descubren en el entramado de su vida, mucho más de lo que las personas podemos contemplar.
Damos gracias por su vida, y unidas a la Virgen del Carmen oramos para que ya descanse en paz.