El día 14 de octubre celebramos las Bodas de Oro de nuestra hna. Isabel Robles de una manera sencilla, según su deseo expresado en repetidas ocasiones. Quiso que fuera en intimidad, con las hermanas de las dos comunidades que vivimos en Salamanca y algunos miembros de su familia. Sus hermanas Guadalupe y Mercedes y los sobrinos María, Carlos y Rocío. La celebración tuvo lugar en la casa Residencia de las hna. Mayores para facilitar su participación y vivir este momento como don y regalo para cada una de nosotras y para la Familia Teresiana.
Al comenzar la Eucaristía se nos invitó a dar gracias al Señor porque ha mantenido y sostenido la fidelidad de Isabel hasta el día de hoy, y ha alentado en ella, el deseo de permanecer en tu amor y servicio hasta el final de su vida, confiada en “la misericordia de Dios que nunca falta a los que en él esperan” (VI M 1,13)
Compartimos dos momentos significativos de la celebración:
- La renovación de los votos, donde Isabel nos invitó a las hnas. a renovar con ella, como expresión de que unas a otras, nos acompañamos y ayudamos a vivir comunitariamente lo que profesamos…
- Su acción de gracias: “He experimentado como gracia, la presencia y cercanía de Dios en mi vida, de lo contrario no habría llegado hasta aquí, y que merece la pena gastarse y entregar la vida al Señor en la misión de conocerle y amarle y hacerle conocer y amar, porque es más lo que se recibe, que lo que se da; porque es verdad y así lo he experimentado desde el corazón, lo que dice el salmo 100: “La fidelidad del Señor, dura para siempre”.
El que me llamó e invitó a seguirle no me ha dejado sola en el camino, por el contrario, siempre estuvo caminando conmigo, aunque haya habido momentos en mi vida que el temporal arreciara y temiera el hundimiento, pero siempre Jesús aparecía sereno calmando la tempestad y las olas. Hoy renuevo mi SI y lo sigo entregando para que me conduzca todos los días que El me conceda”. Su acción de gracias continuó…
Toda la eucarística con las lecturas elegidas, la renovación de votos, peticiones, ofrendas, acción de gracias y cantos… nos ayudaron a vivir este encuentro fraterno y de familia con gratitud, gozo y paz porque “Todo es don de Dios” Ef 2,9
La celebración y la fiesta continuó en el comedor, compartiendo y gustando los ricos productos de la tierra, y recordando y cantando los cantos de “nuestra juventud”. Cerramos la celebración con el canto TODO POR JESÚS.