La hna. Ana Mª nació en Barcelona, el 10 de febrero de 1920. A sus 103 años, Ana Mª deseaba encontrarse con el Señor, a quien había entregado su vida. El 11 de enero, como regalo de Reyes un poco retrasado, y cuando sólo le faltaba un mes para cumplir 104 años, recibió la llamada de Dios a gozar para siempre con Él.
Fue una mujer dinámica y apostólica. Había sido colegiala teresiana en Barcelona – Ganduxer y a los 23 años entró en la Compañía. Comenzó y terminó sus 80 años de vida religiosa en la casa de Jesús – Tortosa. Se estrenó como profesora en Madrid (Goya y Refugio), estuvo en Barcelona (Ganduxer y Bellvitge) la mayor parte de su vida, con excepción de unos años en los que asumió el servicio de superiora en Orán.
Cuando la edad le impidió dar clase, primero como maestra de párvulas y después como profesora de idiomas, Ana Mª continuó su labor apostólica buscando los cauces que le eran posibles, ayudando a personas necesitadas, llevando la comunión a los enfermos de un hospital, etc. Y cuando las limitaciones físicas le obligaron a recluirse en casa, nos demostró la hondura de su vida y la calidad de su relación afectiva con el Señor: pasaba horas en el oratorio y, sin que ella nos viera, las hermanas nos asomábamos para ser testigos de la sonrisa apacible con la que contemplaba el sagrario… El testimonio de su vida fue su mejor tarea apostólica.
Cariñosa y educada con todos, lo fue sobre todo con su familia. Tenía una hermana, centenaria también, que la visitaba en Barcelona todas las semanas y le obsequiaba con bombones. Cuando se vio la conveniencia de trasladarla de Barcelona a Jesús ninguna de las dos hermanas puso inconvenientes y nos enseñaron a todas a aceptar sin hacer problemas lo que colabora al bien común.
Los últimos años apenas oía y apenas veía, pero su silencio nos resultaba elocuente cuando nos identificaba y dedicaba una de sus sonrisas. Su vida se fue apagando en la madrugada del día 11 de enero.