Son dos inmigrantes colombianos. Alexandre y Bernardo (nombres ficticios), que llegaron a Portugal en busca de mejores condiciones de vida, con el objetivo de encontrar trabajo y una manera de “traer aquí” a sus esposas e hijos. Alquilaron una pequeña casa en Elvas y consiguieron un empleo temporal en la vecina España. El trabajo terminó y de repente se encontraron sin poder pagar el alquiler de la casa, sin comida, sin ropa y sin muchas otras necesidades básicas. A través de la Seguridad Social acudieron a mí para compartir sus dificultades y pedir ayuda.
Como el día de la “Erradicación de la Pobreza”, el 17 de octubre, habíamos recolectado alimentos con los alumnos de la escuela, se llevaron una gran cantidad de alimentos y quisieron agradecer a los alumnos, sacándose una foto con ellos, abrazándolos y contándoles sobre sus hijos que dejaron en Colombia. Quedé una hora con ellos para ir al Ropero Social porque también necesitaban ropa. Mientras buscaban ropa adecuada para ellos, uno de ellos me dijo:
“Hermana, somos católicos. Necesitamos un rosario, un crucifijo y una biblia”
Traté, no en ese momento, sino en otro, de darles lo que me pedían y una vez más comprendí que “EL HOMBRE NO SÓLO VIVE DE PAN”. Ayudar a la gente con sólo pan material es muy poco. Es necesario también el pan espiritual, el pan de la cercanía, el pan de los afectos y el pan de la escucha. Al terminar de entregar lo que pedían, besaron el crucifijo y la biblia y en español rezaron el Avemaría.
Me dijeron: “Hermana, es que sin Dios no podemos vivir. Es difícil ser inmigrante”
¿Qué he aprendido de los inmigrantes?
-Que nuestro servicio a cada uno tiene que ser personalizado. Satisfacer sus necesidades físicas y espirituales.
-Escucha sin prisas, sin prejuicios, con mucha paciencia y amor. Son un misterio, son tierra sagrada, son Jesús inmigrante que se acerca a nosotros y nos pide ayuda.
-Trabajar “en red”, con otras instituciones, para ayudar en la búsqueda de casa, trabajo, aprender idioma y costumbres, legalizar documentos, etc.
-Orad con ellos respetando sus cultos. En este caso, Alexandre y Bernardo son católicos practicantes y por eso le mostramos las Iglesias de Elvas, le indicamos los horarios de las Eucaristías, la asistencia de los párrocos, los centros de inmigrantes, etc.
Gracias a nuestro lema, “Caminando juntos en la Esperanza”, estos hermanos nuestros, que fueron camioneros de larga distancia en Colombia, ahora han encontrado empleo, no en su zona, sino en el campo, cuidando los viñedos y los animales. Están felices porque, como dicen, “no nos sentimos solos, somos cuidados, que la Virgen los bendiga”
Y doy gracias a Dios porque por estos “hermanos” he ampliado mi círculo de amigos y mi “carpa de acogida” para acoger a los que vienen de lejos y me piden AMOR.
Alabado seas Señor porque hoy soy más rico en Tus riquezas, los pobres. (María de Fátima Magalhães, stj)