Los días 16 y 30 de septiembre y 7 y 28 de octubre hemos participado muchos y muchas personas de la familia teresiana en la cuarta fase del proceso de planificación estratégica para estos cuatro años que llevamos adelante desde el me de marzo.
Esta fase, ya la última, para concentrarnos en pensar acciones Y responder desde cada ámbito a las líneas de acción y metas del Capítulo General, ha sido un regalo de participación e implicación de muchas personas. A la vez ha sido también una constatación una vez más, de la riqueza del caminar juntos en ese modo sinodal que vamos tejiendo entre todos. Nos hemos conocido un poco más, escuchado un poco más despacio, pensado juntos y consensuado prioridades y desafíos que queremos abordar en el futuro próximo.
El trabajo y la respuesta generosa de todos permitirá ir abordando los desafíos para seguir siendo buena noticia teresiana en medio de nuestro mundo europeo tan necesitado de un poco de luz.
Siendo muy importante nuestro trabajo en las reuniones, sin embargo, creemos que lo más importante ha sido el encuentro de todos y todas las que trabajamos en los distintos ámbitos de la misión de la provincia de Europa, hermanas y laicos y los hilos que hemos ido tejiendo para seguir acompañándonos en el camino. Gracias a cada uno por el esfuerzo, la generosidad y la disponibilidad para esta búsqueda compartida que ahora ponemos en manos del Espíritu y que dará grandes frutos, de esos que van naciendo y floreciendo poco a poco pero que tocan y transforman muchos corazones para siempre.
Lo nuestro es sembrar nos dice Jesús, contando con nuestras limitaciones. El fruto depende del dueño de la mies y sabemos que siempre nos sobrecoge y nos sobrepasa. Gracias a todos los que hemos acompañado el proceso capitular desde los trabajos previos hasta estas últimas concreciones, porque vamos haciendo realidad en Europa esa nueva conciencia de nuestra identidad comunitaria de ser con otros y colaborar con todos los que quieren construir el bien común. Estos encuentros y toda su riqueza son ya el primer fruto de nuestro camino en sinodalidad. Gracias por hacerlo posible. (Fátima Gil stj)
