DESDE LA REALIDAD…
A LA CUMBRE… En Sancti Spiritus
Queremos oír, HOY tu voz, Enrique, de una manera “nueva”.
Este fue nuestro deseo, y para ello fuimos contemplando las etapas de su vida, desde los inicios de sus sueños indivisibles, de gozos y de dolores, reflejados en su oración diaria y constante, llena de confianza, de abandono, de entrega incondicional… con nuestra propia vida.
Sintiendo su presencia entre nosotras y a la luz de sus escritos y canciones quisimos renovar nuestra vocación inicial, la de cada hermana, compartiendo con las demás los primeros pasos de nuestra vida en el conocimiento de Enrique.
Las canciones, Llévame de tu mano, Dichosos los que oísteis la llamada, La fuerza de un sueño, Háblanos, Padre… marcaron el ritmo orante y de participación intercalada con textos seleccionados, para cada momento, del libro de “Culpable o culpado”.
Los jalones de su vida, desde los inicios en Tortosa hasta Gilet, se encarnaron en nuestra historia, en nuestra vida real, en los deseos, en la repercusión a lo largo de nuestra trayectoria vital.
“Vivo la presencia amorosa de Dios en el interior de mi alma. Todas las cosas y personas me hablan de Ti. He empleado mis fuerzas para hacer que todo vuelva a Ti. He querido ser con mi vida un evangelio viviente, y ahora ME BASTAS. He dado a conocer tu amor, las otras cosas de nada sirven. SÓLO TÚ, BASTAS.”
Sus palabras fueron calando en nuestro corazón, fragmentos que reflejaban lo que iba experimentando… nos motivaron, para ir intercalando nuestros fragmentos de vida personal, de encuentro, de luz, de lucha y de consuelo… una riqueza compartida, desconocida, llena de vivencias y mediaciones muy diversas, que el Señor nos puso en la vida. Todo nos llevó a agradecer, tanta riqueza “oculta”, en la diversidad de situaciones que rezuman en nuestra VIDA.
La novedad de San Enrique, presente en nuestra comunidad nos quedó patente, encarnada en nosotras, en torno a su fecha.
La última canción ¡Padre, desde ese cielo encantador…! Nos dejó deseos de seguir compartiendo, nuestra vocación como reclamo para las que han de venir.