Voluntariado 1º bachillerato – Comunidad Residencia Santa Teresa del Vedat

La experiencia que vivimos nace de lo trabajado en las clases de religión de 1º de bachillerato, y del deseo de que los alumnos y alumnas vivan una experiencia que les ayude a salir de ellos mismos y les acerque a parte de lo que nuestra sociedad vive hoy. Por ello, se les invitó a acompañar la soledad de los ancianos, a llevar aire fresco, a contagiar su alegría joven y las ganas de vivir, de conversar, de aprender… Toda una oportunidad para expresar y entregar cariño.

En el mismo terreno del colegio, se encuentra la comunidad de la residencia de las hermanas teresianas, y allí es donde ha brotado el compromiso y el encuentro.

Comenzó a hacerse realidad el curso pasado, cuando se decidió que los viernes por la tarde era el tiempo más idóneo para visitar a las hermanas; así, de cinco a seis de la tarde, viernes tras viernes, y… hasta hoy. El verano no ha sido obstáculo para la continuidad de este compromiso, y hoy, un grupo más numeroso de alumnos y alumnas, continúan sus visitas.

Este año curso se están llevando a cabo actividades en tres grupos con talleres distintos, en los que participan distintas hermanas. Un grupo disfruta con juegos de mesa, puzles, cantos…; otro realizando trabajos manuales para FundEO, y otro jugando al Rummikub, excelente forma de ejercitar la mente.

El aprendizaje es recíproco porque la conversación surge, y la curiosidad y las preguntas entre unos y otras son constantes.

Es precioso ver lo satisfechos que están los alumnos y la admiración que las hermanas muestran hacia ellos. Se respira agradecimiento, no solo por la buena relación que se establece, sino porque la sintonía se palpa. Se disfruta una hora, sí, pero las hermanas continúan con el recuerdo cada día, e incluso aparece como tema de conversación en muchos momentos en la comunidad. Una nueva semilla de apostolado ha encontrado una puerta abierta y así, intentamos vivir nuestra opción capitular de establecer cercanía y vínculos con los jóvenes.

Y es que, como dice Santa Teresa, “amor saca amor”.

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