“… Digo otra vida nueva. La de hasta aquí era mía: la que he vivido desde que comencé a declarar estas cosas de oración, es que vivía Dios en mí. Sea el Señor alabado que me libró de mí.”
Siempre es importante compartir momentos significativos en familia y por eso queremos haceros partícipes de la experiencia que vivimos durante casi tres días, del 10 al 13 de mayo en la Comunidad de Carmelitas descalzas de Toro.
Hemos encabezado nuestro compartir con el texto de la Santa que nos ayudó en la oración vocacional del domingo del Buen Pastor. Fue un momento importante en el fin de semana. Pudimos agradecer el haber sido llamadas y sentirnos acompañadas y cuidadas por el Dios de la VIDA “que nos libró de nosotras mismas” y sigue alentando nuestro caminar como mujeres consagradas. Agradecimos tener a Teresa de Jesús como madre, maestra y compañera en el camino de la vida en Dios.
Pudimos convivir y compartir. Desde la primera noche en “la recreación “captamos la capacidad de escucha y su acogida; fue una ocasión para presentarnos y poder hablar de nuestra vida y misión. Otros días les ofrecimos nuestros “saberes” en trabajos manuales. En ratos de conversación hablamos de nuestro estilo de vida, nuestras tareas… todo ello desde una simplicidad evangélica, una sencillez y una hondura que nos dejaron impactadas a las que tuvimos el regalo de vivir esos días con nuestras hermanas Carmelitas…
La apertura con la que nos acogieron en su convento y la generosidad con la que nos obsequiaron ha sido algo inolvidable para nosotras. Sentirnos en casa acogiendo el regalo de una experiencia de familia es una concreción de lo que supone el saber CUIDAR.
Fue muy bonito para nosotras descubrir como este grupo de mujeres contemplativas viven en búsqueda de nuevos caminos sin perder la esencia de su vida y carisma, con los “pies en el suelo”, tocando tierra y cuidando con intencionalidad el encuentro con Dios cada día. Los niveles de comunicación y escucha que descubrimos en ellas han sido también un ejemplo para nosotras en medio de este mundo con tantos “ruidos” que nos impiden escuchar las voces que nos conducen “a lo mejor, a lo más santo, a lo más perfecto”.
Para despedirnos os decimos, que si tuviéramos que ponerle un titular a estos días podríamos decir:
“Ved qué dulzura, qué delicia, convivir las hermanas unidas”.
Hermanas de Cdad. de Espiritualidad Ávila