Viajando por la vida

He querido comenzar con este título porque me parece que la vida es un viaje más o menos largo, que no depende exclusivamente de nosotras sino de AQUEL en quien hemos depositado nuestra confianza.

Y así he llegado hasta el peaje, de LA JUBILACIÓN, con todo lo que supone de incertidumbres, dudas de cómo voy a reaccionar ante una nueva etapa de mi vida, cómo pasar de una situación de actividad que ocupa casi todo el día a día. Y ahora llega la calma de unos días más iguales.

Cambia todo cambia, la forma de relacionarte con las hermanas- más tiempo de convivencia y de encuentros a lo largo del día en espacios más reducidos como son nuestras casas… A todo esto se le pueden añadir muchos más interrogantes sobre el cómo y el qué de los días venideros..

Pasar del bullicio del colegio al silencio de nuestra casa comunitaria- con su fondo ambiental de vecinos, trajines en la calle, voces y conversaciones que se cuelan por la ventana, y  que acojo como la vida que se desarrolla cotidianamente en mi entorno.

Decidí ponerme a la escucha, que mis idas y venidas para ir al super, a las parroquias, a las tiendas del barrio, patearlo… los viajes en autobús etc. formaran parte del reto de contemplar y descubrir la vida por sí misma y aquella por la que Dios se deja entrever.

Confieso que me muevo entre la tranquilidad de quien no tiene que llegar a cumplir con unos horarios laborales y el disfrute de sin prisas pero sin pausas, saboreando cada momento y dejándome educar por esta nueva situación que de momento disfruto.

Así, poco a poco estoy aprendiendo a vivir desde el servicio a la comunidad y a mi madre, razón por la que fundamentalmente me encuentro en la Isla. Combino media semana con la comunidad y la otra media con mi madre vinculándome a las dos realidades.

Servicios comunitarios como cocinar, colaborar en la liturgia, participación en las reuniones de comunidad y todo lo que implica el compromiso con el Proyecto Comunitario. Y para mi madre: farmacia, médicos, supermercados, bancos, gestiones y todos los recados del mundo mundial que van surgiendo porque soy, en casa, la que más movilidad tiene por ahora.

Dolores Aleixandre en su libro “Hilvanes y pespuntes. Cuando la vida y la Biblia se tejen juntas” en uno de sus artículos recogidos en este libro y que titula coaching dice lo siguiente “ Hoy en día si no tienes un coach, no eres nadie. Por si alguien siente que no es nadie y no consigue saber la causa, le informo de que le está faltando un Coaching que, según se anuncia, es el “proceso de asistencia que una persona (el Coach: tutor, consejero o entrenador) le brinda a otra para que ésta pueda hacer frente en mejores condiciones a diversas situaciones de la vida personal, relacional o laboral”.

Al llegar Pentecostés he caído en la cuenta de que el término coach es un buen nombre para invocar en estos momentos al Espíritu Santo y entender un poco mejor su acción. Los últimos eventos…me tenían tan abatida que sentí la urgencia de someterme a una sesión intensiva de coaching. Y así empezaron mis sesiones y mi coach- el Espíritu Santo- empezó a recordarme lo que decía Jesús. “La alegría que yo os doy no os la puede quitar nadie” (Jn. 16,22).

Dejo ahora  a Dolores en sus hilvanes y pespuntes. Sigo empeñándome cada día en que el Evangelio, ese que leemos y oramos cada día junto con los susurros del Espíritu sean mis entrenadores para el ejercicio de la vida cotidiana. No es fácil, pero ambos me asisten, me recuerdan, me confrontan, me revelan, me conducen… Es todo un oficio, pero estamos obligadas a no parar la acción de Dios, sea la que sea la situación que nos acompañe, por la opción de vida que hemos hecho y que queremos ir actualizando en cada momento.

Desde ahí veo el sentido de este tiempo nuevo, y espero que largo, de la jubilación. Mientras tanto se me han ido abriendo puertas y ventanas por donde entran aires en  campos donde seguir entrenándome según mis coachs me van conduciendo.

Uno, es el contacto con los MENAS (menores emigrantes no acompañados) una tarea sorprendentemente enriquecedora el entrar en contacto con esta realidad. Finalidad: aprender español a través de cursos que a través de radio ECCA imparto como voluntaria en el Centro Loyola, en un Proyecto de la Asociación “El Patio de las Culturas”, asociación sin ánimo de lucro, formada por diferentes asociaciones y colectivos de la población migrante que vive en Gran Canaria.

El otro, colaborar en la Parroquia de San Pablo, la mía de toda la vida, los fines de semana. En esta y otras parroquias a las que asisto para la Eucaristía me está permitiendo situarme en una Iglesia que me descubre la fuerza de la Fe de un pueblo que acoge, resiste, permanece y camina a pesar de los vaivenes para llegar” a lo único esencial que tiene que hacer la Iglesia: mantener viva la memoria del Señor resucitado de su Evangelio y celebrarlo en la comunidad reunida en torno a la Eucaristía”. El remate de la sesión de Coaching lo da Dolores Aleixandre al terminar este artículo en el libro mencionado al principio.

Mis Coaching: Evangelio y Espíritu para caminar jubilosa en medio de la jubilación y sus avatares. Sigo abierta a otros servicios de Iglesia que me pidan y que responderé en la medida de mis posibilidades.

Pino Delgado H. stj

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