El confinamiento, ese parón brusco de actividades, esa cantidad de horas, días, semanas, encerrada en casa supusieron, para mí, entre otras, tres cosas positivas:
Ganar en interioridad, disponer de más tiempo de reflexión, de meditación, de autoanálisis. Esta sensación de vulnerabilidad, que de repente nos invadió a todos, y la muerte prematura, por covid, de un familiar muy cercano. Sin despedida. Sin ceremonia. Sin el apoyo presencial de la familia. Circunstancias, todas ellas, que me ayudaron a reorientar la brújula hacia aquello único que era importante: el Amor, así con mayúsculas.
Mejorar la calidad de mi oración, al tener menos prisa y pocas distracciones. Las misas, on line, celebradas en Santa Marta, para empezar el día, las comuniones espirituales, la lectura de aquellos escritos que tenía guardados desde hace tiempo y que en algún momento me tocaron el alma, tomaron un cariz especial y me pusieron delante de lo único importante.
Salir de mí: Poner en el centro al otro, no pensar demasiado en mí, en mis circunstancias, pensar más en aquellos a los que en un modo o en otro podía llegar; aparcar mis temores, miedos, inseguridades e ir en busca del otro. ¡Sin moverme de casa!
No podía ir a visitar a mis hijos, que estaban a pocos kilómetros, pero si bajarle la basura a una vecina que no podía salir. No podía ir a ayudar a mi madre que hacia cuarentena, pero si llamar a aquella conocida que estaba sola para darle conversación. No podía ir a disfrutar de mi nieta, pero si hacer un afectuoso acompañamiento telefónico a los niños de familias refugiadas, con las que colaboraba como voluntaria, antes de la pandemia, junto a seis voluntarias más, una de ellas una teresiana.
No podía estar con los que más quería, pero si podía volcarme en los que tenía cerca y necesitaban mi apoyo, compañía y escucha, primero a través del móvil durante el confinamiento, y después haciéndoles llegar, ropa, juguetes, material escolar, mascarillas, un ordenador de segunda mano… cuando las medidas ya no eran tan restrictivas.
Se ha creado una relación bonita y profunda con estas familias. He ganado amigos.
A.C. Amiga de la familia Teresiana de Valencia