Participamos en el Congreso de Vocaciones “¿Para quién soy?”

El Congreso de Vocaciones ha sido una gran fiesta del Espíritu, un momento de encuentro para reflexionar sobre la vocación, entendida como don y llamada personal al servicio de los demás.

Del 7 al 9 de febrero, el Madrid Arena nos recibió junto a más de 3.000 participantes en el Congreso de Vocaciones “¿Para quién soy?

Desde la Provincia Teresiana de Europa, estuvimos presentes Esther Medina stj, Raquel Navarro stj, Pilar Daza, Lucía Astiz, Teresa Gil stj, Raquel Castro y yo, Mauge Aranda stj.

El encuentro comenzó con una dinámica dirigida por los periodistas Mª Ángeles Fernández y Fran Otero, seguida de una oración de la archidiócesis de Valencia. En la apertura, el cardenal José Cobo, arzobispo de Madrid nos animó a integrar la fe en lo cotidiano, porque no tenemos vocación, sino que SOMOS VOCACIÓN.

El nuncio apostólico en España, Mons. Bernardito Auza, transmitió un entrañable y certero mensaje del papa Francisco: “Eres para Dios, sin duda. Pero Él quiso que seas también para los demás”.

La jornada continuó con una ponencia de Ana Samboal y Alfonso Alonso-Las Heras, SJ, donde destacaron que la vocación no es solo una tarea, sino una respuesta al amor de Dios. La noche concluyó con una Vigilia de oración.

El sábado inició con la Eucaristía, seguida de testimonios, experiencias y talleres cuatro bloques:  Palabra, Misión, Sujeto y Comunidad. En ellos pudimos participar de trabajos en grupos más pequeños según el itinerario que habíamos elegido previamente. La jornada cerró con un festival musical con grupos juveniles como Shemá, Marta Mesa, las Hermanas Pobres de Santa Clara, el musical Sueños de Toño Casado y Hakuna Group Music.

El domingo la ponencia final reafirmó que toda vocación nace en Dios y está al servicio del mundo. Mons. Luis Argüello presidió la Eucaristía de clausura, animando a los asistentes a vivir con alegría nuestra llamada.

Sin duda, este Congreso de Vocaciones “¿Para quién soy? nos hace una llamada a vivir la vocación como un fuego que transforma el mundo: “Fuego he venido a traer a esta tierra y qué quiero sino que arda…”  Jesús, quien nos bautiza en el Espíritu Santo y en el fuego, nos envía a iluminar y calentar el mundo con su presencia: transmitamos este fuego y hagamos de nuestra vida un signo del amor de Dios en nuestros contextos. (Mauge Aranda, stj)

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