En el Hospital de Campaña de Santa Anna, el 8 de marzo, se celebró una oración preparada, dirigida y llevada a cabo por mujeres, eso sí, con el apoyo incondicional de los sacerdotes, Mossen Peio y Mossén Xavier.
La oración tuvo dos partes. La primera presentaba a nueve mujeres que habían ocupado un lugar destacado en pueblo de Israel o en las comunidades cristianas de los primeros tiempos. Mujeres de todas las clases sociales y diferentes culturas, cuya situación puede compararse con la de muchas mujeres de la actualidad: Sara, Míriam, Rajab, Ruth, Débora, Anna, Esther, Priscila y María, la madre de Jesús. Después de leer un texto sobre cada una de ellas, y ver alguna imagen, se oraba por mujeres en situación semejante en la actualidad. La segunda parte se centró en dos pasajes evangélicos en los que miramos la actitud de Jesús con las mujeres: la samaritana y la adúltera.
La primera parte, introducida por Viqui Molins -que dirigía la oración-, y la segunda por Sor Lucía Caram. A lo largo de la misma, distintas canciones: una un pequeño coro del Hospital de Campaña, con Miriam y una filipina acogida, o de dos africanas de Gana y de Nigeria, que nos deleitaron con sus magníficas voces del coro «Dona Gospel».
En la última parte, se compartieron testimonios: una madre que exaltaba el gozo de la maternidad; tiene cinco hijos y espera el sexto. Una religiosa joven, que explicaba su opción por Jesús en la entrega a los hermanos, y una refugiada política de Venezuela que arrancó lágrimas de todas, al contemplar las suyas resbalando por sus mejillas al explicar las circunstancias trágicas que le han hecho emigrar, y la solidaridad que ha encontrado en el Hospital de Campaña, y en la familia de la mujer de los cinco hijos y medio que la ha acogido en casa. Viqui aprovechó para animar a la ayuda mutua y la acogida, pero sin dejar de denunciar la situación que obliga a estas tragedias y el derecho a reclamar asilo político a la Administración.
La bendición final – con la fórmula de San Francisco- la impartieron Viqui y Sor Lucia, invitando a todas a bendecir a la compañera o compañero de su lado.
Una primera experiencia que deseamos se haga tradición en Santa Anna hasta que… ya no sea necesario celebrar el Día internacional de las mujeres.