Lo que sentimos y lo que nos conmovió por dentro. 12 de noviembre de 2022
Éramos 32 hermanas de Portugal. Llegamos alrededor de las 9:00 y después de los cálidos abrazos teresianos, palabras fraternas de mutua amistad y un reconfortante café, nos reunimos alrededor de las 10:00, guiados por la coordinadora provincial, Isabel del Valle, Amélia Martins y Rita Baz.
Un momento de oración que comenzó con un canto, nos conmovió profundamente, “Me quité las sandalias”, la lectura del capítulo 3 de las Constituciones, los textos bíblicos elegidos para el Capítulo provincial, Is.54,2-3 y Mc 6, 32-44 y 54, el silencio y el compartir nos ayudaron a iniciar el encuentro en el Espíritu para que sea Él quien nos mueva, interiormente, para reflexionar a lo largo de la jornada.
A continuación, las tres hermanas del Equipo Provincial nos presentaron textos, reflexiones en power point y experiencias compartidas de lo realizado por las comunidades con la intención de motivar a todas a vivir el espíritu de los Capítulos locales y provinciales. Fue importante todo lo que se dijo, todo lo que se reflexionó, sobre todo los sentimientos que despertaron en cada una, y lo que nos conmovió por dentro…
Es esta síntesis la que quiero compartir aquí, que me ayudó particularmente, y que creo que es el sentir de la mayoría.
¿QUÉ SENTIMOS?
- Agradecimiento por los testimonios y vivencias de las hermanas mayores de la Compañía, por sus tiernas sonrisas, por su tiempo de escucha y de oración por la Misión de la Compañía en todo el mundo, por su alegría y serena aceptación de los límites de la edad.
- “Fe viva, esperanza firme, amor ardiente y confianza ilimitada en el Señor” (como diría Enrique de Ossó), porque Jesús estará siempre con nosotros, ya sea al amanecer, al comienzo de la primavera, o al anochecer, en el otoño de las hojas que caen, para que haya vida, siempre más vida…
- La vulnerabilidad y la fragilidad que son propias de cualquier edad, y que, lejos de ser impedimento para que Dios actúe, son sus “lugares preferidos” para que se manifieste con a su presencia, Amor e Misericordia, como diría el Papa Francisco.
- Grandes deseos de seguir a Jesús, hoy, en nuestras realidades con alegría y confianza, preparándonos así para el mañana con serenidad porque “quien tiene a Dios nada le falta”.
¿QUÉ NOS MOVIÓ?
- Romper nuestras “barreras” de individualismo, autosuficiencia y autorreferencia, para estar atentos a los demás, abriendo nuestro círculo al que llega, al que no piensa como nosotras, a lo diferente, a los que nos desinstala, e invitarnos a salir de nuestra zona de confort y vivir “en salida”.
- Abriendo nuestras “entrañas” para acoger a cada hermana y a cada persona con ternura, cercanía y empatía, educando nuestra mirada hacia la del maestro, JESÚS, para que podamos ver más allá de la raza, el color, la condición social, la creencia, la diferencia y las opciones de vida y ser más coherentes cuando rezamos el “Padre Nuestro”.
- AMAR y reconocer “lo nuestro” en la Provincia: la espiritualidad, nuestros Maestros, (Teresa y Enrique), la “MISIÓN” de la Compañía, las experiencias de cada provincia que nos llegan a través de las redes sociales y otros medios de comunicación, los testimonios y el compartir de cada hermana, etc.
Por esto y por tantos otros sentimientos que quedaron en el corazón de cada hermana, este encuentro «mereció» la pena por su sencillez, por el mucho compartir y la presencia sentida del Espíritu.
Bien hecho Isabel, Rita y Amélia. Que Dios os bendiga.
María de Fátima Magalhães stj