La pobreza en la mujer se llama prostitución
La dureza de los datos y el reflejo de las experiencias vividas y narradas en la mesa redonda del 27 de febrero en Las Palmas, cuestionan nuestra postura cómoda. Se nos empiezan a caer los prejuicios y empezamos a ver… Nos inquieta la realidad y nos abrimos al diálogo con las ponentes, interesándonos por las demandas de estas mujeres y cómo responder a ellas.
Las necesidades que expresan: acompañamiento, alfabetización, ocio compartido, espacios de encuentro, relación de reciprocidad, mirada dignificadora, sensibilización a la sociedad…Una cafetera y una sonrisa es el mejor de los proyectos. Es una síntesis de apoyo emocional y espacio de bienestar.
El 58% del total de personas atendidas por Cáritas Diocesana de Canarias en 2017 son mujeres y más de la mitad, están entre los 49 y 59 años, lo que dificulta encontrar un empleo digno y estable. La mitad viven en hogares unipersonales o monoparentales.
El 60% de las que acuden al servicio de asesoramiento de empleadas de hogar, son latinoamericanas y últimamente procedentes de Venezuela, con baja formación y/o no homologada, a las que se contrata por debajo del salario correspondiente.
La pobreza en mujeres se llama prostitución. La prostitución es un mercado, que también se rige por la ley de la oferta y demanda: el 98% de los demandantes son hombres (BBVA: blanco, burgués, varón y adulto) y últimamente, asistimos a una “normalización” de esta demanda como parte del ocio masculino, iniciándose a edades cada vez más tempranas. El gasto de los españoles en prostitución es de diez millones de euros al día.
El 80% de la prostitución es trata para la explotación sexual de los países pobres (latinas, africanas y del este). Son las mujeres que su comunidad ha elegido, a las que confían la mejora de su situación. De ahí el peso de la responsabilidad que sufren. Sus familias no saben de dónde procede el dinero que les envían y ellas, no quieren que lo sepan.
Asistimos a lo que llamamos “extractivismo”: antes se extraían riquezas y minerales de países pobres; ahora además, mujeres. Precisamente aquéllas en las que la comunidad ha puesto su esperanza (Proyecto Daniela, religiosas oblatas).
Las mujeres en contexto de prostitución y víctimas de trata para la explotación sexual tienen muchos miedos, no saben a dónde van, ni en donde están; cada 21 días son trasladadas para evitar vínculos; les dicen que si no obedecen, matarán a sus familias en el país de origen, les quitan el pasaporte, …Viven pendientes de que suene un timbre, no importa la hora. Es la esclavitud en el siglo XXI.
Como sociedad se les culpabiliza, sufren aislamiento social, viven sin derechos y con mucha inseguridad y desconfianza, acusando problemas de salud física y mental, derivados de la situación prolongada que viven.
Y paralelamente, nuestros niños, desde los 9/10 años empiezan a consumir pornografía, por el acceso libre y gratuito a Internet. Sus padres no están, o no los siguen de cerca y por eso tienen la educación sexual que tienen… que para algunos, terminará alimentando el mercado de la prostitución.
Cristina Carrasco había comenzado iluminándonos con la experiencia de la mujer despierta que fue Santa Teresa, que nos invita a cultivar el Amor. Y después de este VER, recordamos algunas claves que nos ayudan a reflexionar y nos dan luz para hacernos cargo y actuar desde nuestro ser teresianos:
- Partir de nuestra propia experiencia, ¿en qué injusticias he participado sabiéndolo o no?, ¿de qué organizaciones patriarcales formamos parte?, etc.
- Desvelar la igual dignidad de las personas.
- Vivir en relación, hacer el camino en red, en grupo, incluyendo, aportando, aprendiendo.
- Desde nuestro carisma educativo
- Para transformar, si no, no vale para nada.
Mesa redonda: la realidad de la mujer empobrecida en Canarias.
Ana Pilar Suárez Déniz e Idaira Alemán Afonso, Cáritas Diocesana de Canarias / Carmen García Fernández, proyecto Daniela de las Hnas. Oblatas / Cristina Carrasco Araya, laica teresiana /
Actividad organizada por laicos teresianos de Las Palmas.