Esperábamos con ilusión el día 26… y llegó. Fueron apareciendo las hermanas de las dos casas de Sevilla; las de Pérez Cubillas ya estaban; las de la Residencia nos esmerábamos en preparar sillas para todas: 29 sillas…¡qué estupendo!
¿Qué tendrán los encuentros? ¿Por qué siempre esa alegría, y siempre cosas que contarnos? La comida, preparada con car
iño, nos animó aún más. Y de allí a la sala, junto al Niño, que hasta se reiría con nuestros chistes, cantos, competiciones…
Hacia las 5 de la tarde, empezó a hacerse el silencio. Una música suavecita y navideña nos fue metiendo en ese clima que con
ocemos y nos llena: “Dios-con-nosotros” está aquí, el Hijo de María. Gracias… ¡tantas gracias por Jesús, por las Hermanas, por el Reino, por ese querer ensanchar la tienda y acoger a todos…! ¡GRACIAS!
Y como “todo se pasa”, llegaron las despedidas. Nos decíamos que esto se repitiera más veces, y mutuamente nos agradecíamos el día tan precioso que habíamos vivido.