Jueves Santo, día de un amor hecho de gestos

¡Qué fácil resulta vivir este tiempo, con teletrabajo, con otras múltiples tareas que conlleva el seguimiento de los alumnos, con trabajo eso sí, pero sin carecer de nada!

¡Qué fácil resulta estar confinadas, en este tiempo, difícil, sí, pero sin faltarnos nada: ¡alimento, compañía, en una comunicación diferente entre hermanas, con Jesús en nuestras casas! Y ¡qué despertar a una nueva sensibilidad, cuando ves tanto dolor y necesidad, tanta entrega con y por los hijos entre personas cercanas!

Sí, hoy celebramos un Jueves Santo, que lo es, porque rememoramos la entrega de Jesús y su compartir con los discípulos.

Y en este jueves, especial para mí, como otros jueves, en los que me relaciono con tantas familias de nuestro Colegio de Puebla, con rostros conocidos a través del padre, madre, abuelo… con ellos que carecen de lo básico, comida.

Se acercan con su carrito de la compra, con bolsas, a recoger lo que el día anterior han preparado algunos Hermanos voluntarios de la Hermandad del Refugio, -Ignacio, Julio y Jesús-, y desde el colegio distribuimos lo que a ellos les ha llegado.

¡Qué llamada a salir de nuestras vidas y pensar en otros para echarles una mano! ¡Qué llamada a no estancarnos, a revivir nuevas ilusiones! ¡Qué llamada a mirar más allá y SEGUIR SOÑANDO porque algo sale de nosotras mismas!

Tener para DAR es gratificante, y hoy que es Jueves Santo, compartir algo del amor y de la mesa común.

Esta labor se hace gracias al apoyo y comunicación de cada profesor/a con las familias que conocemos tienen verdaderas necesidades, yo soy el eslabón que hace posible la distribución. ¡Gracias a todos!

Juana Rodríguez, stj

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