Jornada Mundial de la Juventud – Lisboa 2023

Un testimonio

Finalmente, el sueño se hizo realidad. Desde 2019 estamos esperando que se lleve a cabo este evento. Como todos sabemos, en 2022 no se celebró debido a la pandemia de COVID-19.

Así, del 1 al 6 de agosto de 2023, Lisboa se convirtió en el centro del mundo, escenario de diversas culturas. Amplió su “tienda” y acogió a un millón y medio de jóvenes procedentes de todos los rincones del mundo.

Alegría contagiosa, color, coraje, atención a los demás, paz, respeto, serenidad, energía, entusiasmo, fiesta, encuentro, testimonios, silencio, organización, arte, diálogo, oración, reconciliación, diversidad de culturas,… algunas de las diversas palabras para expresar un poco de lo que viví estos días. Era muy visible el mar de gente paseando por Lisboa. Las fiestas callejeras transformaron las plazas y jardines de Lisboa en escenarios de música, arte y danza.

Es imposible manifestar toda la gama de sentimientos experimentados. Sólo me centraré en algunas reuniones a las que asistí.

Desde el principio se me presentó la posibilidad de unirme al grupo que del 1 al 4 estaba en el STAND de la Compañía Santa Teresa de Jesús. Era un lugar de grandes emociones. El primer grupo que visitó nuestro stand fue un grupo de jóvenes de Guatemala. Le siguieron muchísimos… Los jóvenes me transmitían alegría y entusiasmo. Sus ojos brillantes y expresivos rápidamente establecieron una comunicación fluida. Cada grupo, cada joven, diferente en su cultura, en su especificidad, revelaba el mismo deseo, el mismo afán; saber quién era Santa Teresa, dónde estaba presente la Compañía y nuestra misión… No podía faltar la Familia Teresiana, además de amigos de toda la vida de diferentes partes del mundo.

Otro momento que no puedo dejar pasar sin explicar fue el rezo de vísperas en el Monasterio de los Jerónimos, lugar tan emblemático para el alma portuguesa. Agradezco a Isabel del Valle y Amélia que tan amablemente me delegaron la presencia de la Provincia en este encuentro. Muchas gracias. El Papa Francisco, con su peculiar característica de cercanía, dejó desafíos muy realistas a los responsables de la Iglesia portuguesa y a las personas consagradas. El primer “Quedarse a la intemperie” como se aventuró São João de Brito en el pasado, yendo sin miedo hasta los confines de la India. En el segundo, el Papa Francisco utilizó una imagen que tiene que ver con el pavimento portugués, donde una piedra mal colocada hace perder el equilibrio, exhortándonos así a desarrollar una pastoral juntos, en la barca de Pedro debe haber lugar para todos. En el tercero nos persuadió a convertirnos en pescadores de hombres. Fuimos invitados a adentrarnos en las aguas profundas de este mar, lanzando la red del Evangelio.

El Papa Francisco animó a los jóvenes a ser “coreógrafos de sus vidas”. En la JMJ aparecieron protagonistas con nombre y vida… Una de las mayores alegrías fue ver a la fe reunirse con las expresiones contemporáneas a través del arte. Los coreógrafos presentes en los distintos encuentros no escatimaron en unir el arte al mensaje que querían transmitir. ¡Mucha creatividad! Los destinatarios de las letras y de la música eran visiblemente jóvenes. Creo que todos se vieron a sí mismos en los textos y coreografías. Momentos profundos de silencio, emoción y oración.

En este grandioso y significativo evento no faltó el fado, expresión del alma portuguesa. Mariza, en la ceremonia de recepción al Papa Francisco, interpretó “Foi Deus” y en la Vigilia, el fado Carminho interpretó “Uma Estrela”. En ambos momentos, el silencio fue la voz elocuente de los peregrinos.

Concluiré con una cita del Papa Francisco. “La JMJ mostró a todos que otro mundo es posible: un mundo de hermanos y hermanas, donde las banderas de todos los pueblos ondeen juntas sin odio, sin miedo, sin armas”. Conceição Marques, stj

 

 

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