La Hna. Mª Montserrat nació en Valls (Tarragona) el 19 de diciembre de 1928. Su padre estaba allí destinado por trabajo. Fue un poco “viajera” por esta razón familiar, que le llevó a vivir tanto en Andalucía (Huelva) como en distintos lugares de España. Era niña cuando vivió en Andalucía, pero, sin embargo, mantuvo muy buena relación con las personas que conoció allí durante toda su vida, hasta poco antes de morir.
Mª Montserrat era la segunda de tres hermanos a los que amaba entrañablemente. Tenía como centro familiar Tortosa, donde reside gran parte de su familia. Allí vivió bastantes años. Esto le permitió estar próxima a su familia y acompañar durante bastante tiempo a su mamá hasta la celebración de sus 101 años de edad.
Su alma apostólica le llevó a trabajar en la Acción Católica de Tortosa con entrega y ahínco. Esto le propició el conocimiento de muchos sacerdotes con los que siempre tuvo muy buena relación. Conoció a la Compañía en esta ciudad y se dejó conquistar por Santa Teresa y San Enrique. También “viajó” como teresiana, desde Mora de Toledo hasta el colegio de la Diagonal, de Barcelona. Siempre amante de la clase y de los niños a los que se dedicó hasta los últimos años, como apoyo y ayuda de profesores. Las comunidades de Gracia, Tortosa y el Internado de Jesús-Tortosa, ocuparon la mayor parte de sus años activos. Pero merece mención especial su tiempo de vida teresiana en Vinebre. Gran amante de Nuestro Padre y siempre en servicio de la educación de los niños, vivió con su habitual dedicación y entrega ese período. Lo recordaba con especial cariño.
Al ser cerrado el Internado, en el que trabajo 20 años (1994-2005), fue a formar parte de la comunidad del colegio de Tortosa. Allí sirvió de apoyo y ayuda a muchos niños que la recordaban con cariño. El último año pasó a vivir en la Residencia de Jesús. Pasó momentos difíciles por su frágil salud, que la llevó a fallecer un poco inesperadamente en agosto de 2019, poco antes de cumplir 91 años de edad.
Hermana con ideas claras y carácter firme, era noble en la relación. Mujer de fe y fortaleza en todo. Amante de la vida de comunidad aunque con cierto espíritu crítico, muy dada al humor y también a la seriedad en lo que era necesario. Sensible a la música y al arte en sus diferentes manifestaciones. No pasaba desapercibida por su talante relacional y abierto. Hermanas, laicos, exalumnos, personal de servicios auxiliares, padres… la recuerdan con cariño. Descanse en paz y viva ya esos horizontes que tanto amaba y ese vuelo de tantas aves, que admiraba y le revelaban a un Señor y Dios diáfano y bello, como era también realidad en ella, el amor a la belleza y la armonía.