La Hermana María Alicia de la Santísima Trinidad Martins Rua, falleció la mañana del 17 de septiembre de 2018, con 91 años de edad y 63 de vida religiosa. Partió a la Casa del Padre en el Hospital de Leiria donde estuvo internada durante algunos días a causa de una grave neumonía.
Nació en Oliveira – Braga, el 26 de abril de 1927. Entró en la Compañía el 16 de junio de 1955, en el Noviciado de Braga, con 28 años. Hizo los primeros votos, el 3 de enero de 1958, en Braga.
Tras los primeros votos, estuvo en la comunidad del Colegio Luso-Británico de Elvas, donde hizo los votos Perpetuos, el 31 de enero de 1964.
En el año 1986 la hermana Alice Rua fue destinada a Verim. Siendo parte del grupo de las cuatro hermanas Fundadoras de la comunidad del Centro Social Teresiano de Verim (Póvoa de Lanhoso), creado para dar asistencia a los niños de Verim y de las parroquias cercanas. Fue nombrada Coordinadora de la Comunidad. Se insertó rápidamente en la Pastoral Litúrgica de la Parroquia de Verim y de las Parroquias vecinas mediante de su gusto por la música y la formación de grupos corales. Ayudó a muchos jóvenes y adultos a aprender a tocar el órgano para acompañar los cánticos en la iglesia con los grupos corales que ella preparaba.
Cuando fueron aumentando sus problemas de visión y las fuerzas fueron disminuyendo, pidió ir a la Residencia Teresiana de Fátima.
La Comunidad de Fátima la acogió con alegría desde el comienzo de su llegada. Su vida fue de entrega, demostrando con frecuencia, una devoción filial a María.
Siempre tuvo un vínculo muy afectuoso con sus familiares y cuando era posible los visitaba y les proporcionaba una palabra de confort y aliento. Sus familiares la visitaban y llamaban con frecuencia. La última visita de la familia se produjo en el Hospital de Leiria, un día antes de su partida a la Casa del Padre. Gan número de ellos se hicieron presentes en su funeral.
Cristo, primicia de todos los resucitados, en su misericordia infinita, resucitó, también, a nuestra hermana Alice para la vida eterna, para el Amor… Injertada en Cristo por el Bautismo, recorrió en la Fe su camino pascual.
Experimentada en el sufrimiento, y en los límites de su cuerpo terrenal, la hermana Alice, vive, ahora, exaltada en su cuerpo glorioso, por la fuerza del Espíritu de Dios, que en Cristo venció la muerte.
Que ella, desde la casa del Padre, interceda por su familia y también por la Compañía de Santa Teresa de Jesús, donde gastó toda su vida sirviendo a Dios y a los hermanos para que acreditemos cada vez más que no somos seres para la muerte sino para la vida con el Señor ahora y en el futuro.