La comunidad está inserta en el barrio de Gracia, cuya presencia teresiana se remonta a 1880, por deseo apostólico de Enrique de Ossó.
Es un barrio con una fuerte identidad; acoge a gente de diversa procedencia y costumbres, manteniendo al mismo tiempo antiguas tradiciones culturales. La presencia teresiana ha arraigado en el barrio, del que han surgido muchas vocaciones.
El edificio en C/ Nápoles 351 se terminó de construir en el año 2003 y a él se trasladó la casa provincial de la antigua Provincia Santa Teresa, junto con 2 comunidades.
El edificio ha ido cambiando de uso debido fundamentalmente a la reestructuración de la Provincia, ya que era la Casa Provincial de la antigua provincia Santa Teresa y poco a poco se han reducido las comunidades que vivían en él.
Con el cambio de uso, la comunidad pensó que podíamos dar uso y rentabilizar al edificio y solicitamos al Gobierno Provincial permiso para el alquiler de habitaciones del 2º y 3r piso a estudiantes. Este es el 3r curso que compartimos edificio con 16 jóvenes, algunos de ellos antiguos alumnos de los colegios de Tarragona y Tortosa. Una experiencia que además de que nos permite rentabilizar los espacios nos está ayudando a compartir y ayudar a estos jóvenes que por motivos de estudio o laborales viven fuera de sus casas.
Las hermanas que actualmente formamos la comunidad somos: Carmen Puig, Carmen Martínez, Marta Ruíz y Nina Bosch. Nuestra misión prioritaria es el servicio de acogida y el apoyo al colegio.
El 5º piso está destinado a la acogida de hermanas, familiares de hermanas con distintas necesidades: médicos, trabajo, visitas familiares, encuentros provinciales y de la FET… En estas ocasiones es cuando la comunidad presta su servicio.
Compartimos la fe con la comunidad parroquial participando en las celebraciones litúrgicas y en algunas actividades.
También estamos presentes en el ámbito de la acción social colaborando con alguna ONG, con el Banco de Alimentos y con Caritas.
Dada la situación actual de la pandemia, las actividades que realizábamos, colaborando en la parroquia de Santa Ana, y en alfabetización de lengua castellana, y otras actividades, han quedado suspendidas a la espera de que mejore la situación. Pese a ello, seguimos manteniendo contacto telefónico con algunas personas que a través de Caritas y otras entidades nos han solicitado apoyo. No se ha dejado de colaborar con ONG, pero no con la misma intensidad.
Vivimos la fe en comunidad, nos encontramos al final del día para orar y tenemos otros momentos para compartir.
Al tener todos nuestros trabajos en la casa, tenemos la suerte de encontrarnos diariamente en la mesa, dónde vamos compartiendo la vida.
Como casa de acogida que somos… ¡os esperamos!