Andamos en mar… qué expresión tan plástica de la Santa, que nos recuerda los gritos de los discípulos embarcados en la noche y de Pedro queriendo caminar sobre las aguas. Escuchamos en estas palabras los gritos de la humanidad que siente miedo en la oscuridad del horizonte de futuro y vive muchas veces sin los apoyos necesarios. Y en medio de esta humanidad, acogemos también nuestros gritos, los de nuestras incertidumbres, mientras somos invitadas a ponernos en pie y caminar por este suelo líquido de nuestro presente, sin ver claramente a Quien nos está esperando más allá con su mano compañera y nos dice, como a Pedro, “ven”… A buen seguro que no nos dice este divino Maestro que pidamos cosas imposibles, dice Teresa de Jesús, porque andamos en mar y vamos este camino. (Camino de perfección 30, 6).
Y lo emprendemos en compañía. Es el regalo cotidiano que nos legó San Enrique en este camino que hacemos como Provincia Teresiana de Europa. Descubrirnos unas en la barca y otras sobre el mar, discípulas todas acogiendo la Palabra de Jesús que nos pone en movimiento: Id a la otra orilla… agradeciendo la compañía de buenos de tantas personas con las que acompasamos nuestros pasos en la vida cotidiana y en los ámbitos de misión, donde queremos anunciar a Quien nos envía y acompañarlo y aliviarlo en sus rostros encarnados… también dejarnos acompañar y aliviar. Plega a Su Majestad, hijas mías, en palabras de Teresa, que nos sepamos aprovechar de tan buena compañía como ésta y otras muchas que nuestro Señor nos da (F 12, 10).
Con estas palabras de Teresa de Jesús y Enrique de Ossó, nuestros maestros de vida, comenzamos hoy esta nueva andadura por este medio digital. Deseamos con ello facilitar la conexión entre nosotras y con la realidad de la vida y la misión de la Provincia Teresiana de Europa. Esperamos también que la apertura y el diálogo con la Familia Teresiana de Enrique de Ossó, unidos por esa llamada del Papa Francisco a cuidar lo que amamos y amar lo que cuidamos, nos conecte entre nosotros y con los gritos de la humanidad con la que caminamos, para seguir trabajando juntos con la fuerza carismática de la educación teresiana, por dignificar la vida en tantas y tan diversas situaciones debilitadas o amenazadas, y para que las personas descubramos el proyecto de Dios, desarrollemos nuestras capacidades y seamos agentes de transformación social.
Andamos en mar ¡en compañía!, también por este medio que ofrecemos hoy para seguir fortaleciendo la Familia Teresiana y la provincia con un sentido de cuerpo que se nos ha regalado y que crece a fuerza de conocernos y acercarnos, de orar y confiar unas en las otras, de agradecer el carisma recibido y descubrirnos llamados a una misma misión… unidas, unidos buscando en cada acontecimiento el bien que quiere nuestro Dios para todas, para todos, para el mundo… aunque la experiencia, como dice Teresa preocupada por sus hermanas, sea la de verse entrar en un mundo de agua, sin camino ni barco, con cuanto nuestro Señor me había esforzado, aún sin dejar de temer, preguntándose ella: ¿qué harían mis compañeras? (F 31, 17).
No se nos ha entregado la vida como un guion en el que todo estuviera ya escrito, sino que consiste en caminar, hacer, buscar, ver, dice el Papa Francisco… Hay que embarcarse en la aventura de la búsqueda, del encuentro, y del dejarse buscar y encontrar por Dios. Así caminamos en este mar que atravesamos juntos hacia la orilla que no conocemos. La palabra de Enrique de Ossó es también promesa y esperanza cotidiana que renovamos hoy desde aquí: ya sabéis que tengo hecha compañía con vuestra Compañía y me son comunes alegrías y pesares… Andamos en mar… pero en compañía.